LA HORA SANTA AL SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS
DEL PADRE MATEO CRAWLEY -
BOEVERY ss.cc
Promesas
Nuestro Señor Jesucristo reveló a Santa Margarita María los muchos favores que otorgaría a todas las almas dedicadas a su Sagrado Corazón. Los principales son los siguientes:
1 . Les daré todas las gracias necesarias para su estado de vida.
2 . Daré la paz en sus familias.
3. Los consolaré en todas sus angustias.
4. Seré su refugio en la vida y especialmente en la muerte.
5. Bendeciré abundantemente todas sus empresas.
6. Los pecadores encontrarán en mi Corazón la fuente y el océano infinito de misericordia.
7. Las almas tibias se convertirán en fervientes.
8. Las almas fervorosas se elevarán rápidamente a una gran perfección.
9. Bendeciré los lugares donde la imagen de mi Sagrado Corazón sea expuesta y venerada.
1 Daré a los sacerdotes el poder de tocar los corazones más endurecidos.
11. Las personas que propaguen esta devoción tendrán su nombre eternamente escrito en mi corazón.
Nuestro Señor Jesucristo reveló a Santa Margarita María los muchos favores que otorgaría a todas las almas dedicadas a su Sagrado Corazón. Los principales son los siguientes:
1 . Les daré todas las gracias necesarias para su estado de vida.
2 . Daré la paz en sus familias.
3. Los consolaré en todas sus angustias.
4. Seré su refugio en la vida y especialmente en la muerte.
5. Bendeciré abundantemente todas sus empresas.
6. Los pecadores encontrarán en mi Corazón la fuente y el océano infinito de misericordia.
7. Las almas tibias se convertirán en fervientes.
8. Las almas fervorosas se elevarán rápidamente a una gran perfección.
9. Bendeciré los lugares donde la imagen de mi Sagrado Corazón sea expuesta y venerada.
1 Daré a los sacerdotes el poder de tocar los corazones más endurecidos.
11. Las personas que propaguen esta devoción tendrán su nombre eternamente escrito en mi corazón.
12. Yo le prometo en la excesiva misericordia de mi corazón, que mi amor
todopoderoso concederá a todos aquellos que comulguen en el primer viernes de
mes durante nueve meses consecutivos, la gracia de la penitencia final: no
morirán en mi desgracia ni sin recibir los Sacramentos; Mi Divino Corazón será
su refugio seguro en este último momento. (La misma devoción de dos formas
distintas, no se requiere una para realizar la otra. Las Hora Santa otorga
indulgencia, puede ser parcial o plenaria, se deben cumplir los requisitos para
para cada unaLa adoración nocturna en el hogar consiste en sacrificar una
hora de sueño por mes, para orar al Sagrado Corazón de Jesús. Fue fundada
como un medio de ofrecer reparación al Sagrado Corazón en las familias, por los
pecados cometidos en el hogar y en contra del mismo. Sólo necesita dedicar
una hora por mes, entre las nueve (9) de la noche y las 5-6 de la mañana, y rezar
algunas oraciones
durante ese tiempo.
Se puede elegir cualquier día del mes, pero recuerde nuestro compromiso con la Virgen los días 25, día del
Rosario de la Armada. VER HISTORIA AL FINAL
Las
oraciones :
HORAS NOCTURNAS DE REPARACIÓN
El
Ejército Victorioso reparará en las noches
Virgen María
Y
Jesús
Preparado
por nuestro sitio Web
“Oraciones
y Devociones Católicas”
ttt
HORAS
NOCTURNAS
3
Pasos:
1.
Coronilla del Amor
2.
Meditación de la hora nocturna. (una por día)
3.
Oración final (ver al final la última oración)
1.-
Coronilla del Amor
En las
cuentas del rosario:
En las
cuentas grandes:
Sagrados
Corazones de Jesús y de María; sed nuestro amor y salvación.
En las
cuentas pequeñas (10 veces):
Jesús
y María os amo. Salvad almas.
Al
final del rosario, repetir tres veces:
Sagrados
Corazones de Jesús y de María; haced que os ame cada vez más.
MEDITACIÓN
DE LAS HORAS NOCTURNAS
1.
Reparad por las almas que no me reconocen como al Señor de sus vidas
Jesús dice:
Venid
alma reparadora y escuchad el clamor de mi voz. Tengo frío, me encuentro
solitario.
Busco
corazones puros en donde descansar, pero no los encuentro. Sus corazones están
cerrados a mi Presencia Divina.
Busco
cirineos que me ayuden a cargar con el peso de la cruz en esta noche. Pero los
hombres, agotados por el trajín del día, buscan un lugar donde reposar.
Busco
centinelas para que sean como lámparas encendidas en esta noche lúgubre, pero
la llama que arde en sus corazones es tenue, débil, opacada por las excesivas
ocupaciones del diario vivir.
Busco
Verónicas para que limpien mi Divino Rostro ensangrentado y maltratado por los
pecados de la humanidad. Humanidad con otros intereses.
Humanidad
cuyos ojos están puestos en las ilusiones del mundo, en las falsas seguridades.
Humanidad
que debiera tener sus esperanzas en Mí. Humanidad que debiera tener como
primacía a Dios. Humanidad que busque encuentros a solas conmigo para colmarlas
de todo.
Humanidad
que haga de sus vidas aventuras maravillosas. Humanidad que deje el pecado y
vengan a limpiar la suciedad de sus corazones en los Ríos de la Gracia.
Humanidad que comprenda que el hombre sólo es grande cuando está de rodillas,
cuando se reconoce pequeño, finito, limitado. Pero lo más triste y angustioso
para mi Divino Corazón es que la mayoría de los hombres caminan en dirección
opuesta a mis valores, a mis principios, a mi Evangelio, corren a una velocidad
vertiginosa, sin percatarse de los peligros y enemigos que ponen en alto riesgo
la salvación de sus almas.
Alma
reparadora que habéis atendido a mi llamado angustioso en esta noche, reparad
por las almas que desechan mis enseñanzas, según ellas, obsoletas salidas de
tono para un mundo moderno, científico y tecnicista. Reparad para que me
reconozcan como al Señor de sus vidas. Vidas que deben ser transformadas, restauradas,
tocadas por mis pincelazos divinos.
Alma
reparadora que habéis atendido a mi llamado angustioso en esta noche, reparad
para que las almas sean Evangelio vivo. Palabra encarnada. Almas que se
identifiquen con mis pensamientos, con mi estilo de vida: sencilla,
descomplicada, pero a la vez profundo; estilo que agrada a mi Padre Eterno.
Alma
Reparadora:
Corazón
agonizante de Jesús: heme aquí ante vuestra celestial presencia. Infinitas
gracias os doy por haber puesto vuestra mirada en mi pequeñez, por haber
susurrado palabras de Amor Divino en mi corazón, por haberme encadenado a
vuestro Sacratísimo Corazón. Estoy aquí en esta noche mitigando vuestro dolor.
Estoy
aquí en esta noche alivianando un poco el peso de vuestra cruz.
Estoy
aquí en esta noche ofreciendo una hora de mi sueño para que dispongáis de mí
como os plazca: si queréis hacedme partícipe de vuestra tristeza; si queréis
descargad en mí vuestra justa cólera, si queréis descansad en mí, entregándome
parte de vuestra cruz.
Corazón
agonizante de Jesús: no estáis solo, estoy con Vos. Sois el desvelo de mis
ojos. Sois la fijación de mis pensamientos.
Decidme
amante Jesús mío: qué he de hacer en esta noche para llevarme vuestro dolor.
Qué he
de hacer en esta noche para haceros sonreír.
Qué he
de hacer en esta noche para que los hombres vuelvan a vuestra Casa Paterna:
Casa que nunca debieron abandonar.
Corazón
agonizante de Jesús: heme aquí con mis ojos y mi corazón en vela. Escuchad cada
latido de mi corazón como un acto de reparación a vuestro Santo Nombre. Nombre
que ha de retumbar en toda la humanidad. Nombre ante el cual toda rodilla se ha
de doblar y toda cabeza se ha de inclinar.
Nombre
que ha de ser pronunciado por boca de todos los hombres porque sois el Dueño y
Señor de todo cuanto existe.
Corazón
agonizante de Jesús: tomad esta hora de reparación como una ofrenda de amor por
Vos.
¡Cómo
ha de ser que los hombres no obedezcan vuestras Santas leyes!
¡Cómo
ha de ser que los hombres caminen en dirección contraria al Evangelio!
Evangelio que ha de ser norma de vida para salvarnos. Evangelio que lleva a las
criaturas al gozo y disfrute eterno en el Cielo.
Corazón
agonizante de Jesús: recibid mi oración en esta noche y compadeceos de estas
pobres almas que desechan vuestras enseñanzas; haced que reconozcan su miseria,
su debilidad; encaminadlas a un encuentro de corazón a corazón con Vos; ellas
sabrán reconocerse pecadoras, ellas en un gesto de humildad os pedirán perdón,
ellas querrán permanecer siempre a vuestro lado.
2.
Reparad por las almas que son sepulcros blanqueados
Jesús dice:
Hijo
mío: mi Sacratísimo Corazón padece soledad. Es lacerado por la ingratitud de
los hombres. El pecado ha cegado a la humanidad, los ha vuelto de corazón
indolente y renuente a las manifestaciones de mi Amor Divino.
El pecado
ha deformado el alma de los hombres; los rayos divinos que transverberaban
(traspasaban) su corazón han sido teñidos de oscuridad, de herrumbre, de olor
nauseabundo.
El
pecado ha enceguecido a la humanidad, caminan como ovejas sin pastor buscando
manantiales para saciar su sed, buscando alimento que les dé hartura, llenura.
El
pecado tiene a muchos de mis hijos obnubilados, atontados; creen haber
encontrado la felicidad, cuando en verdad lo que han hallado es la desgracia;
creen haber encontrado el sentido a sus vidas, cuando en realidad han
descubierto un gozo pasajero, gozo que de momento los llena, los hace plenos.
Pero, una vez consumado el placer, se naufraga en el vacío, en la mediocridad,
en la nada.
El
pecado se roba mis gracias, mi festín en el Cielo.
El
pecado separa a los hombres de Dios. Dios que todo lo puede. Dios que premia o
castiga. Dios que busca la salvación del género humano.
Así
es, pues, mi hijo amado que son muchos los motivos por los que debéis reparar
en esta noche solaz, fría porque muchas almas aprovechan la oscuridad para el
desenfreno, la lujuria, la maldad. Almas que llevan doble vida porque en el día
son unas y en la noche son otras.
Almas
que actúan solapadamente para no ser descubiertas, para no ser puestas en
evidencia.
Almas
que desconocen que todo lo que se haga en la oscuridad de la noche, es
descubierto a plena luz del día.
Almas
que son sepulcros blanqueados, almas que se olvidan que todo lo veo, lo
registro en el libro de sus vidas.
Hijo
carísimo: me dais gloria por vuestro desvelo de amor en esta noche. Sois como
una estrella reluciente que engalana el cielo. Sois pararrayo de mi
misericordia y justicia divina. Sois el ruiseñor en el que me recreo, me
deleito porque esta hora reparadora se convierte en la más hermosa melodía y en
uno de los cantos más sentidos, más profundos. Sois bálsamo que sana las
heridas de mi Divino Corazón.
Alma Reparadora:
Mi
Delirio de Amor: cómo no responderos a vuestro llamado angustioso.
Cómo
no levantarme en el silencio de la noche para mitigar vuestro dolor.
Cómo
no sanar las heridas de vuestro Divino Corazón con mi oración.
Cómo
no secar las lágrimas de vuestros ojos con el lienzo blanco y puro de esta hora
de reparación nocturna, hora en que los hombres se olvidan de Vos.
Hora
en que los hombres naufragan como barco a la deriva, sin saber qué rumbo tomar.
Hora
en que los hombres pierden vuestros rasgos divinos para animalizarse.
Hora
en que los hombres se desbocan dando rienda suelta al pecado, a la
concupiscencia de la carne.
Hora
en que los hombres se dejan dirigir por el mismo Satanás.
Hora
en que los hombres se devoran unos a otros como buitres, como aves de rapiña.
Hora
en que los hombres juegan con lo más sagrado: la salvación de sus almas.
Jesús
amado: haced que permanezca en vela, el tiempo necesario para daros descanso a
vuestro Corazón agonizante. Corazón herido por el desdén y por el desamor de
vuestros hijos. Hijos que andan como cordero al matadero, hijos que no miden
las consecuencias de sus acciones, hijos que en vida deberían acercarse a beber
en las fuentes de vuestra infinita misericordia.
Jesús
amado: Vos que sois la razón por la cual vivo, Vos que me robasteis el corazón,
Vos que estáis haciendo de mí una vela encendida en esta noche sepulcral:
recibid, en vuestras venerables manos, esta hora nocturna de reparación como
ofrenda agradable a vuestros purísimos ojos, para que perfuméis con vuestra
presencia los ámbitos más fétidos, más contaminados; para que atraigáis a un
gran número de almas: a la conversión, al vaciamiento de sí mismo, al pronto
regreso a vuestro amparo Paternal.
Aquí
estoy con mi corazón expectante, ávido en dejarme poseer.
Aquí
estoy elevando plegarias al Cielo porque muchos de vuestros hijos, muchos de
mis hermanos se pierden; mueren, aún, estando vivos.
Aquí
estoy menguando vuestro sufrimiento, pidiéndoos compasión y misericordia porque
son muchos los hombres que se hacen cómplices de Satanás en la oscuridad de la
noche.
3.
Reparad por las almas engañadas por la magia, la superstición, la santería
Jesús dice:
Hijo
carísimo: qué grato poder contar con vuestra compañía en esta noche. Qué
regocijo siente mi Divino Corazón al saber que no estoy solo, que un alma ha
sacrificado parte de su sueño y se ha unido al coro de los Santos Ángeles para
reparar por los desvaríos de los hombres, hombres que andan de un lado para
otro por el prurito de oír novedades; hombres que centran su fe en la
superstición, hombres que no acuden al tronco del árbol sino a sus ramas;
hombres que, aún, no han profundizado en las verdades de la religión; hombres
que sacralizan lo profano; hombres que pretenden hallar respuestas, utilizando
medios equívocos; medios que los sumergen en un mar turbulento de dudas, medios
que los sustraen de la doctrina veraz, doctrina entresacada de las fuentes
fidedignas de las Sagradas Escrituras y del Magisterio de la Iglesia.
Alma
reparadora que sois como antorcha de luz en medio de la oscuridad de esta
noche: reparad por aquellas almas que van en pos de falsos dioses, dioses
salidos de las profundidades del averno; dioses que traen consigo el caos, la
confusión; dioses en los que no hay claridad, nitidez; dioses que atrapan a
muchos incautos en las telarañas de la mentira y del engaño.
Alma
reparadora que os unís a la oración de la Iglesia Triunfante, Purgante y
Militante: atraedme con vuestro desvelo de Amor Divino a aquellas almas que se
dejan seducir por los engaños de la magia, de la superstición, de la santería:
rogad al Cielo para que estos pobrecitos hijos míos purifiquen sus corazones en
los manantiales de agua viva; agua que los limpiará, los renovará
interiormente; agua que caerá como llovizna fresca para suavizar la aspereza de
su espíritu.
En
esta noche, alma reparadora: dejaos tomar y poseer por mi amor porque la sed de
almas me devora, me quema por dentro.
Cómo
quisiera que todos los hijos dispersos de mi redil, se acercaran a mi
Sacratísimo Corazón.
Corazón
con muchísimos espacios, aún, vacíos.
Corazón
ansioso en abrasar, en la llama de mi Amor Divino, a toda la humanidad.
Humanidad a la que amo por igual, porque por todos vosotros me ofrecí como
Víctima Divina para redimiros de vuestros pecados y daros salvación y vida
eterna.
Alma Reparadora:
Amantísimo
Jesús mío: heme aquí con mi corazón abierto y con mis ojos despiertos,
dispuesto para reparar, en esta hora nocturna, porque muchas almas dejan de
beber en los Ríos de Agua Viva para tomar sorbo a sorbo de las aguas
contaminadas del pecado, pecado que las lleva a una vida sin sentido, pecado
que les pone vendas en los ojos para que no vean la realidad, para que no
descubran los misterios divinos. Misterios que son verdades reveladas a los
corazones sencillos, puros y cándidos como el corazón de los niños.
Amantísimo
Jesús mío: heme aquí con mi corazón abierto y con mis ojos despiertos para reparar,
en esta hora nocturna, porque muchas almas no han fundamentado su fe en la roca
firme que sois Vos; muchas almas quieren descifrar misterios; conocer el futuro
de sus vidas a través de la adivinación,
de la
santería; muchas almas se acercan al esoterismo, a la meditación trascendental,
a la metafísica impulsadas por un espíritu de curiosidad; espíritu que
paulatinamente la sumerge en este charco de mentira, espíritu que les hace
sentir plenitud momentánea, espíritu que las embauca con sutileza para después
pasarles una cuenta de cobro; la cuenta de la desesperación y de la ruina
económica, de la pérdida de la salud; la cuenta que las lleva a la condenación
porque no supieron amar a Dios sobre todas las cosas, porque colocaron sus
esperanzas en terrenos movedizos, fangosos y por eso colapsaron en su vida
espiritual, despreciaron al que todo lo puede, al Dador de todas las gracias.
Amantísimo
Jesús mío: heme aquí con mi corazón abierto y con mis ojos despiertos,
dispuesto en reparar, en esta hora nocturna, porque muchas almas hacen daño a
otras por medio de la santería, del budú y de la brujería; almas que en vida ya
tienen un puesto seguro en los abismos del averno.
Soberano,
Jesús mío, miradlas con ojos de compasión, dadles una última oportunidad;
encadenadlas a vuestro Sacratísimo Corazón y prended fuego de Amor Divino en
ellas; quemad sus pecados, haced cenizas su pecado.
Jesús
amado: en vuestro corazón agonizante hay raudales de bendición; haced que esta
hora de reparación amaine vuestro dolor; haced que esta hora de reparación
despierte del aletargamiento espiritual a, éstos, mis hermanos; hermanos que,
aún, no os han conocido; hermanos que caminan apresuradamente al cadalso
eterno, pero todavía pueden ser rescatadas, salvadas.
4.
Reparad por las almas embotadas en la mediocridad y el superficialismo
Jesús dice:
Hijo
mío: dejadme entrar en vuestro corazón, deseo sentir el calorcito de vuestro
amor por Mí. Deseo que dejéis vuestras habituales tareas y os ocupéis de las
mías, reparando en esta hora nocturna porque es mucho el sufrimiento que abate
mi Sagrado Corazón. Es mucha la crueldad e ignominia de los hombres. Es mucha
la desolación en mi Santo Templo. Es mucha la incredulidad hacia las cosas de
Dios. Es mucha la acedia espiritual, ya que muchas almas no quieren saber de
Mí, se molestan cuando escuchan hablar de un tal Jesús que transformó la
historia de la humanidad, que vino al mundo no a abolir la ley sino a
perfeccionarla, que descendió a la tierra a restaurar su Reino de paz y de
justicia.
Hijos
queridos: en vuestro corazón hallo complacencia porque habéis abierto sus
puertas para que Yo entre, para que lo tome como mi Trono, como mi posesión
pero esta felicidad no es completa porque muchas almas cierran su corazón a mi
Amor Divino; los quehaceres del mundo los
dispersa de los deleites del Cielo.
Cielo
abierto para todas las almas con corazón puro.
Cielo
abierto para todas las almas que supieron escuchar mi voz.
Cielo
abierto para todas las almas que vivieron en santidad, en coherencia con mi
Palabra.
Cielo
abierto para todas las almas que decidieron seguir las huellas del Crucificado.
Tengo
otras ovejas fuera de mi redil que desperdician los manjares del Cielo y
apetecen migajas que ofrece el mundo; dejan de vestirse con ropajes de gracia
para cubrir su corazón con los andrajos del pecado, dejan los caminos angostos
para caminar en la laxitud de la vida.
Reparad,
pues, en esta noche para que todos los hombres abran sus corazones y me
permitan reinar en sus vidas como su Señor.
Reparad
para que la humanidad entienda que la vida sin Dios no es vida, es un desierto
árido, sediento de agua, es un jardín de rosas y flores marchitas.
Levantad
vuestras manos al Cielo y suplicad misericordia para estas almas embotadas en
la mediocridad y superficialismo, por la dureza a mis manifestaciones de amor.
Pedid
con insistencia para que reaccionen a tiempo; para que recojan, como llovizna
fresca, mis gracias y mis bendiciones.
Alma Reparadora:
Jesús
amado: os agradezco infinitamente por suscitar en mi corazón un gran deseo de
reparar, en esta hora nocturna, porque en verdad son muchas las almas de dura
cerviz, ya que dicen amaros pero su amor es de mera palabra, de labios hacia
fuera porque sus corazones no han abierto sus puertas para recibiros; sus
corazones están embadurnados de pecado, huelen a mundo.
Jesús
amado: me honráis en esta noche porque no tenéis en cuenta mi debilidad, antes
bien, me impulsáis a amaros, a limpiar mi corazón de toda mancha y ofreceros un
homenaje de adoración porque sois mi Señor, el Dueño de mi vida, la razón por
la cual existo, el Encanto de mi pobre corazón.
Así
como habéis corrido el velo que oscurecía la luz de mis ojos, haced lo mismo
con los ciegos espirituales; saetad sus corazones para que sientan la necesidad
de acudir a Vos, de unir sus latidos con los vuestros, de lubricar las puertas
oxidadas de sus almas con el óleo bendito de vuestro Amor Divino y abrirlas de
par en par, para que entréis como el Rey del más alto linaje, como el hijo de
la estirpe de David, a reinar en sus vidas; vidas que serán transformadas,
renovadas; vidas que ya no volverán a ser las mismas porque vos mismo las
tomasteis como greda blanda en vuestras venerables manos y le distéis un toque
de distinción, de donaire.
Cómo
no acompañaros, en esta hora nocturna de reparación, si sois mi Dios y mi Todo.
Cómo
no acompañaros, en esta hora nocturna de reparación, si os habéis ofrecido como
Víctima Divina por toda la humanidad.
Cómo
no acompañaros, en esta hora nocturna de reparación, si os habéis entregado con
todo y a cambio de vuestra extrema generosidad recibís desprecios.
Cómo
no acompañaros, en esta hora nocturna de reparación, si me comunicáis vuestros
sentimientos, vuestras emociones, vuestro dolor de querer entrar al corazón de
todos los hombres y no hallar un sitio digno donde descansar.
Corazón
agonizante de mi Jesús: aquí estoy alivianando vuestro sufrimiento con mi
oración, con mi súplica constante al Padre. Descargad en mí vuestra tristeza,
punzad mi corazón y heridlo de amor porque a Vos sólo quiero amar, adorar y
glorificar.
5.
Reparad por las almas involucradas en el horrible crimen del aborto
Jesús dice:
Hijo
amado: mi Divino Corazón se desgarra de dolor en esta noche, porque muchos
bebés son asesinados en el vientre de sus madres; bebés que fueron elegidos
desde mucho antes de ser concebidos; bebés que venían marcados con un sello de
predilección; bebés que tenían una misión específica para cumplir en esta
tierra; bebés que tenían todo el derecho de nacer, de abrir sus ojitos a un
nuevo mundo, de sonreír a papá y a mamá, de balbucear y pronunciar sonidos de
ángeles como gesto de agradecimiento por haberle dado vida.
Hijo
amado: mi Divino Corazón se desgarra de dolor en esta noche, porque muchos
bebés cargan con las consecuencias de la irresponsabilidad de sus padres y son
mártires en el vientre de sus madres; madres que están llamadas a donarse por
entero a sus hijos; madres que deben luchar con tesón, enfrentando una sociedad
injusta, señaladora; madres que deben hacer de su vientre una cunita de amor porque
en él duerme un pequeño angelito indefenso y tierno; angelito que espera las
caricias de su madre y el abrazo delicado de su padre; angelito que sólo
pensará en jugar, angelito que descenderá a la tierra para dar alegría a una
familia, regocijo a un corazón de madre.
Hijo
amado: reparad en esta hora nocturna porque el maltrato que reciben estos
bebés, desde antes de nacer, desgarran de abatimiento mi Sagrado Corazón
porque: ¡Cómo es posible que un padre y una madre asesinen a su propio hijo,
hijo producto del amor! ¡Cómo es posible que los hombres evadan la gran
responsabilidad de engendrar un hijo y sientan temor a la paternidad y a la
maternidad! ¡Cómo es posible que cometan el acto más abominable que clama
venganza desde el Cielo! ¡Cómo es posible que se atrevan a agredir a una
criatura que es indefensa, criatura formada a su imagen y semejanza! ¡Cómo es
posible que una madre convierta su vientre en una tumba mal oliente después de
haber sido un hermoso jardín en el que florecía un delicado lirio o una esbelta
azucena! ¡Cómo es posible que los hombres sean tan ruines, no le tengan miedo
al día de su juicio!
Hijo
amado: secad las lágrimas de sangre que corren por mis ojos y uníos a mi dolor
y reparad para que estas pobres madres vuelvan su corazón a Mí.
Alma Reparadora:
Corazón
agonizante de Jesús: vuestras palabras contristan mi corazón.
Vuestras
palabras me llevan a un arrepentimiento verdadero de mis pecados y a una
conversión perfecta y transformadora.
Vuestras
palabras hacen que ame más el sacrificio y la penitencia.
Vuestras
palabras avivan en mí un fuerte deseo de reparar cada noche porque sois herido,
flagelado por todos los pecados de la humanidad; pecados que son la causa para
la condenación de muchas almas; pecados que son la ruina y el descalabro
espiritual de muchos hombres y mujeres que no miden las consecuencias de sus
actos y por eso perecen, mueren en vida.
Corazón
agonizante de Jesús: dejadme enjugar vuestro rostro sudoroso y empolvado por
los vejámenes de las criaturas. Dejadme secar vuestras lágrimas y abrazaros
porque no estáis sólo, podéis contar conmigo, utilizadme como os plazca, sólo
quiero dar alivio a vuestro Divino Corazón. Corazón que ama con amor de Padre,
de hermano, de amigo. Corazón que arde en la llama de Amor Divino. Llama que
abrasará a las madres abortantes para quemar su pecado. Llama que dará abrigo a
todos los no nacidos.
Corazón
agonizante de Jesús: decidme qué he de hacer para que las madres y el mundo
entero tomen conciencia: que el aborto es un horrible pecado que degrada,
embrutece, animaliza a quienes lo practican.
Corazón
agonizante de Jesús: recibid mis sacrificios, mi inmolación, mi reparación
constante para que vuestro Sagrado Corazón deje de padecer y de sufrir tanto.
Corazón
agonizante de Jesús: transverberad (traspasad) con vuestros rayos de luz el
corazón de todas las madres gestantes; madres que piensan acabar con la vida de
su hijito; madres que se sienten solas, temerosas de enfrentar una realidad;
madres que dicen: no estar preparadas para la crianza de su bebé; madres que se
sienten desplazadas, abandonadas.
Corazón
agonizante de Jesús: haced que todos los hombres valoren la vida, actúen
movidos por vuestra Divina Voluntad, que sólo piensen en daros gloria, en
rendir Tributos a Dios Misericordioso, Justo.
Gracias
amante Jesús mío: por despertarme en esta noche y unirme al Santo oficio de los
Ángeles. Gracias por consumir mi corazón en deseos de amaros cada vez más con
mayor ímpetu y fuerza.
6.
Reparad por las almas que malgastan su tiempo en la Internet, en la televisión
y se olvidan de Dios
Jesús dice:
Hijo
consentido: sois generoso en ofrecerme parte de vuestro descanso nocturno con
esta hora de reparación, hora en que muchas almas malgastan su tiempo en la
Internet y en la televisión viendo programas: perniciosos, que no edifican para
nada su proyecto de vida, que excitan su imaginación y la llevan al pecado, que
deforman su manera de pensar, que se roban los espacios para compartir en
familia, que acaban con la identidad de algunos de mis hijos; que son el camino
al superficialismo, al comodismo, que desvirtúan lo que es el pecado, pecado
que es mostrado como algo muy normal, algo que encaja con estos tiempos
modernos.
Reparad,
hijo amado: porque la Internet y la televisión se han convertido en las cajas
negras de las casas, muchas veces suelen ser pasaporte de entrada al infierno.
Porque la oración y el rezo del Santo Rosario en familia ha pasado a un segundo
plano; el erotismo, la violencia, la prostitución, el narcotráfico y los malos
ejemplos son el pan cotidiano; porque las telenovelas no han de faltar en
hogares que se dicen católicos, hogares en los que poco se dialoga, poco se
comparte la mesa, poco se ora en comunidad, hogares que se han olvidado de ser
Iglesia doméstica. Iglesia en la que el primer puesto ha de ser Dios y no la
televisión y la Internet. Iglesia que lea y medite las Sagradas Escrituras.
Iglesia que viva en un permanente amor ágape. Iglesia que se esfuerce en
permanecer adherida al gran misterio de la Cruz. Iglesia que se deje arropar
bajo los pliegues del Manto de la Santísima Virgen María. Iglesia que sea
protegida por San José.
Reparad,
en esta hora nocturna, porque muchos de mis hijos se acuestan sin pensar en Mí,
sin encomendarse a mi protección, sin unir sus corazones al Mío a través de la
oración.
Reparad,
en esta hora nocturna, para que los hombres se aparten de las puertas abiertas
del infierno y se sumerjan en uno de los Aposentos de mi Divino Corazón y
sientan el fuego ardiente de la llama de mi Amor Divino.
Reparad,
en esta hora nocturna, para que los rayos de mi Luz Divina penetren en el
corazón de mis hijos; hijos que sentirán aversión por todo lo que sea de dudosa
moral; hijos que sentirán la necesidad de buscar espacios de oración y
encuentros a solas conmigo.
Alma Reparadora:
Dulcísimo
Jesús: regocijo hay en mi corazón al saber que utilizáis mi nada, porque soy
siervo inútil ante vuestra presencia. Soy débil y como tal, necesito vuestra
fuerza divina para no declinar en el camino que he emprendido; camino
embellecido con las más finas rosas de exportación; camino angosto y escarpado
pero camino seguro que me lleva a un encuentro eterno con mi adorable Jesús.
Nombre que llevo grabado en mis pensamientos y en mi corazón.
Nombre
que me hace suspirar de amor.
Nombre
que excita mi espíritu en deseos de donarme.
Nombre
que resuena en la profundidad de mi alma y por eso estoy con mis ojos bien
abiertos en esta hora nocturna de reparación.
Reparación
que mitigará vuestro dolor. Reparación que adelantará el triunfo del Inmaculado
Corazón y el Reinado de vuestro Sagrado Corazón.
Reparación
que abrirá las puertas de la Nueva Jerusalén.
Dulcísimo
Jesús: reparo en esta noche por las almas que pasan largas horas en la
televisión y la Internet; almas que se dejan arrebatar vuestros regalos y
dádivas celestiales que soléis conceder en la oración; almas que deberán llenar
los vacíos de su corazón, sumergiéndolos en las sendas de la contemplación;
almas que deben pensar en su salvación, tomando conciencia de que la televisión
y la Internet muchas veces llevan a la bancarrota espiritual, a la muerte
espiritual; almas que necesitan pensar en la verdadera vida, vida que exige
santidad, renuncias; vida que debe ir de acuerdo con vuestras enseñanzas,
Amantísimo Jesús mío; vida coherente con vuestro Evangelio.
Dulcísimo
Jesús mío: ¡Cómo son los hombres de ingratos y fatuos en sus pensamientos!
¡Cómo son de estultos (necios) en sus obras!, ya que la televisión y la
Internet los tienen sumidos, atrapados en las redes oscuras que los llevará a
la perdición.
Dulcísimo
Jesús mío: os pido tener misericordia de esta humanidad renuente a vuestro
amor, humanidad interesada en los asuntos del mundo pero despreocupadas de las
cosas del Cielo. Humanidad abstraída en la ciencia, en la teología pero
dispersa a la Sabiduría Divina.
Dulcísimo
Jesús mío: llamad a cada uno de vuestros hijos a la oración; oración que los
fortalecerá para que caminen como peregrinos en busca del Absoluto, en busca
del Cielo.
7.
Reparad por las almas que profanan los templos: saqueándolos, robándose los
vasos sagrados y las custodias
Jesús
dice:
Hijo
amantísimo de mi Sagrado Corazón: despertad de vuestro sueño, levantaos de
inmediato y venid a nuestro encuentro de amor porque tengo algunas cosas
tristes para contaros. Tengo tanto dolor que os necesito como pararrayos en
esta noche. Mi cuerpo, de nuevo, se halla lacerado, maltratado; he recibido
golpizas; golpizas por la crueldad con que soy tratado porque: ¡Cómo es posible
que hombres sin corazón, hombres dirigidos directamente por Satanás: entren a
los templos para saquearlos, para robarse los vasos sagrados y las custodias!;
custodias que contienen al Dios Verdadero, presente en la Sagrada Hostia;
custodias en la que resido, vestido de sencillez y de simpleza; custodias que
son protegidas por miríadas y miríadas de Ángeles. Ángeles que me rinden
homenaje de adoración. Ángeles que entonan las más bellas canciones porque el
Rey del más alto linaje habita en una pequeña porción del Cielo en la tierra.
Ángeles que se anonadan y extasían de amor. Ángeles que suspiran al Cielo
porque el Hombre-Dios se ha quedado hasta la consumación de los siglos en todos
los Sagrarios del mundo.
Hijo
carísimo: estas almas de indolente corazón profanan mi Divinidad, me rebajan a
la nada.
El
Dios vivo y Misericordioso es pisoteado, mancillado. El Dios vivo y
Misericordioso, es masacrado porque me despojan de mi Trono. Trono que es
vendido, comercializado. Trono que es fundido porque el precioso metal de que
está hecho, despierta la codicia en algunos de mis hijos con corazón mezquino.
Pobres de estas almas que se atreven a profanar mi Cuerpo Santísimo y los Vasos
Sagrados de mi templo; tienen una deuda muy grande qué saldar; sufrimientos
espantosos les espera si no se arrepienten de sus faltas; condenación eterna si
no confiesan sus pecados y hacen reparación constantes por sus desvaríos y
yerros.
Así
es, pues, alma reparadora que estáis llamada, en esta noche, a tomar en
vuestras manos un lienzo blanco, delicado para que sanéis las heridas de mi
Cuerpo, heridas que supuran Sangre Preciosa, heridas profundas porque he sido
profanado, martirizado y por el peor de los verdugos.
Besad
y adorad mis Santas llagas y reparad para que estas almas lloren amargamente su
pecado y regresen a Mí. Yo las perdonaré, les absolveré de toda culpa.
Alma Reparadora:
Mi
amado Jesús: mi corazón naufraga en el dolor por vuestra palabras. Palabras que
son espadas puntiagudas que cercenan mi alma. Palabras que me llevan a una
profunda reparación en esta noche; noche sombría, lúgubre; noche en la que sois
profanado, azotado; noche en el que vuestro templo es saqueado, robado. Templo
que es pórtico del Cielo, siempre abierto. Templo que es embellecido por
vuestra sublime presencia en la Sagrada Hostia.
Mi
amado Jesús: tomad mi reparación en esta hora nocturna como bálsamo sanador a
vuestras múltiples heridas; dejadme adorar vuestras Santas Llagas y vuestra
Sangre Preciosa; dejadme embriagar de amor, pero también de dolor porque ante
tanto amor que prodigáis a las criaturas, sólo recibís desprecios e
ingratitudes.
Mi
amado Jesús: robadme el sueño de esta noche y haced que mi pobre corazón se
consuma en deseos de llevarse vuestro dolor, de reparar por estas almas que
profanan vuestro Cuerpo adorable y los Vasos Sagrados de los templos.
Heme
aquí Corazón agonizante de mi Jesús, ansioso de elevar rogativas al Cielo
porque algunas almas no han entendido la grandeza de vuestro Misterio de Amor
Divino. Misterio que es subvalorado por algunos hombres renuentes a vuestra
manifestación real en la Sagrada Hostia.
Heme
aquí Corazón agonizante de mi Jesús, recogiendo vuestra Sangre Preciosa y
algunos pedacitos de vuestra carne desgarrada, para adorarla y rendirle la
exaltación que algunas almas no os ofrecen, porque están cegadas por Satanás,
están sumidas en la mayor de las desolaciones porque el no teneros, es carecer
de todo.
Heme
aquí Corazón agonizante de mi Jesús, con la lámpara encendida en esta noche, ya
que me habéis llamado para daros consuelo, para daros una voz de alivio a
vuestro sufrimiento; os prometo unirme a vuestro dolor, llorar por los pecados
de estos hombres que van directo al infierno, Vos que sois el amor
incomparable, la ternura infinita. Vos que sois un lirio blanco y perfumado:
sois deshojado, arrancado bruscamente de vuestro Celestial Jardín. Jardín
regado por ríos de agua viva. Jardín cultivado por los Santos Ángeles del
Cielo. Estoy aquí como centinela nocturno que custodia el gran tesoro del Cielo
que tiene por Nombre Jesús.
8.
Reparad por aquellas mujeres que son foco de tentación, de tropiezo y de caída
para mis sacerdotes
Jesús dice:
Hijo
amado: venid a nuestro encuentro de amor.
Os
espero para calentaros en la llama de mi Amor Divino. Os espero para que seáis
mi centinela en esta noche.
Os
espero para que levantéis vuestras manos al Cielo y pidáis misericordia para
los pecadores.
Os
espero para que os apoyéis en Mí porque soy vuestro báculo, vuestro soporte,
vuestro estandarte. Vos que formáis parte de este apostolado de reparación, Vos
que no conciliáis el sueño sin antes haber cumplido con este compromiso de
amor: os pido que reparéis en esta noche por todas aquellas mujeres que son
foco de tentación, de tropiezo y de caída para mis sacerdotes, para mis
ungidos, para estos hombres valerosos que tienen una gran misión en la tierra. Hombres
que deben ser otros Cristos en el mundo. Hombres que deben brillar por su
santidad, por su ejemplo de vida. Hombres que deben tener un corazón diáfano,
libre de toda atadura, de toda mancha. Hombres que han de rechazar de plano los
asuntos del mundo porque su vocación apunta a las cosas del cielo, a encaminar
a mi grey a la Patria Celestial.
Reparad
porque algunas mujeres son instrumentos de Satanás; algunas mujeres están
poseídas por un espíritu de desenfreno sexual. Algunas mujeres fijan su mirada
en alguno de mis sacerdotes y no descansan hasta no haber logrado sus
propósitos mezquinos, ruines.
Reparad
para que estas mujeres vuelvan sus ojos y su corazón a Mí. Mujeres que traen
consigo, perdición. Mujeres que son más malditas que judas porque se han metido
con lo más amado, con lo más apetecido de mi Divino Corazón.
Reparad
para que estas pobres hijas, que se han desviado de mi camino, purifiquen sus
corazones en los Ríos de la Gracia. Porque el hedor que llevan dentro es
mortecino, nauseabundo.
¡Cómo
agoniza mi Sagrado Corazón cuando uno de mis hijos predilectos cae en la
seducción, en las apetencias de la carne; mejor sería que no hubiesen nacido!
Reparad,
también, por ellos porque padecen soledad e incomprensión.
¡Cómo
agoniza mi Sagrado Corazón!, cuando veo que estas almas caminan a una velocidad
vertiginosa a la perdición, rogad para que reconozcan sus miserias y sus
faltas. Rogad para que vuelvan hacia Mí como hijos pródigos. Yo les perdonaré
porque mi Corazón sobreabunda en misericordia.
Alma Reparadora:
Sufriente
Jesús mío: ¡Cómo me conduele mi corazón al saber de vuestros padecimientos!
Padecimientos que os llevan a una pasión mística porque son muchos los hombres
que os maltratan con su vida de pecado; pecado que deforman sus almas, pecado que
los separa de Vos cortando todo nexo con el Cielo.
Sufriente
Jesús mío: no sé cómo expresaros el gran amor que os tengo; no hay palabras
para deciros lo que siento, basta con miraros, con recrearme ante vuestra
singular belleza y mi corazón rebosa, palpita con ímpetu, con vehemencia.
Sufriente
Jesús mío: como sois el aliciente para vivir: heme aquí en esta noche
cumpliendo con vuestro mandato de amor; reparar por estas pobres mujeres que no
alcanzan a sopesar la dignidad del sacerdocio; no miden las consecuencias de
sus actos; actos repudiados por vuestro Sacratísimo Corazón; actos deplorables
para el Cielo, actos que son causa de condena y muerte segura.
Sufriente
Jesús mío: recibid el sacrificio de esta noche; descansad en mi corazón;
entregadme parte de vuestro dolor porque no soporto veros triste, acongojado
por el trágico final de estas almas; almas que deben acudir de inmediato a Vos
y pediros perdón; almas que deben llorar y expiar sus culpas; almas que deben
vivir en continua mortificación y penitencia porque han usurpado algo que no
les pertenecía; han tocado propiedad ajena; se han involucrado con lo más
amado, lo más querido en esta tierra.
Sufriente
Jesús mío: llamad a una conversión perfecta a estas almas que laceran vuestro
Divino Corazón; dadles una última oportunidad; demostradles que sois fuente
inagotable de misericordia; llenadles los vacíos de su corazón y suplidlos con
vuestro puro amor.
Sufriente
Jesús mío: compadeceos de ellas y de los sacerdotes que han caído en el fuego
ardiente de la perdición; desatadlos de las oxidadas cadenas que los
esclavizan; corred el velo de oscuridad que cubren sus ojos y permitidles ver
la luz; luz radiante, inmarcesible; luz fulgurante que brotan de vuestras
Santas Llagas.
Sufriente
Jesús mío: tomad esta hora nocturna de reparación y apresuraos en vuestra
segunda venida porque el mundo se ha corrompido, el mundo camina sin Dios y sin
ley.
9.
Reparad por aquellos jóvenes que malgastan su vida en el vicio, en la
drogadicción
Jesús dice:
Hijo:
necesito de vuestra compañía. En esta noche necesito que abráis vuestros ojos y
os sumáis en oración. Necesito que abráis vuestro corazón y me sedáis un
espacio para descansar. Necesito que veléis siquiera una hora porque sufro al
ver cómo los jóvenes malgastan su vida en el vicio; vicio que los lleva a la
degradación, vicio que les coarta la libertad, vicio que los separa de Mí;
vicio que compromete a la familia, seno que le vio nacer y crecer; seno en el
que aprendió a leer sus primeras palabras; seno en el que escuchó hablar de
Dios por primera vez; seno que le inculcó valores, principios para que fuese
hombre o mujer de bien.
Es
mucho el dolor que la juventud causa a mi Sagrado Corazón, porque son muchos
los jóvenes que escapan a la realidad. Son muchos los jóvenes que dicen no
encontrarle sentido a sus vidas. Son muchos los jóvenes que han caído en los
abismos oscuros de la drogadicción; drogadicción que los sumerge en el bajo
mundo de la degradación moral; drogadicción que los arrebata de sus familias,
de su entorno laboral y social; drogadicción que es el acabose de un proyecto
de vida. Son muchos los jóvenes que han perdido el sentido de trascendencia y
por eso les viene el adormilamiento espiritual. Son muchos los jóvenes que han
seguido las huellas del príncipe de las tinieblas y por esto se han adentrado
en el satanismo, por querer explorar un mundo nuevo, mundo turbulento, fangoso,
mundo de fracaso, de ruina.
Son
muchos los jóvenes que profanan el templo del Espíritu Santo, comercializan con
él, lo venden al mejor postor.
Hijo:
ya conocéis el por qué de mi sufrimiento en esta noche, ya que conocéis la
agonía de mi Corazón. Por tanto orad para que la juventud vuelva su corazón al
Señor; orad para que la juventud construya su casa sobre la roca y no en
terrenos movedizos; orad para que la juventud comprenda que Dios es el motor y
la brújula del mundo.
Orad
para que la juventud haga frente a las tentaciones.
Orad
para que la juventud sea constructora de una sociedad justa, humana.
Qué
grato haberos encontrado, haber sentido el aliento fresco de vuestra
reparación, haber encontrado apoyo en vuestra debilidad.
Qué
grato saber que puedo contar con vuestra compañía en mis noches de desierto.
Alma Reparadora:
Agonizante
Jesús mío: es para mí un privilegio poderos servir. Este pequeño sacrificio, no
es nada en comparación con vuestra misericordia para conmigo. Valeos de mi
debilidad, de mi inconstancia, de mi flaqueza. Hacedme sentir útil para
permanecer fiel en nuestro pacto de amor, pacto que dulcifica mi corazón y lo
apacigua. Pacto que hace que suspire de amor por Vos. Pacto que derrite mi
corazón en deseos de reparar cada noche, aun, a costa de mi cansancio.
Agonizante
Jesús mío: derramad parte de vuestro dolor en mi corazón porque no es justo que
vuestra voz se pierda en el bullicio del mundo, no es justo que hayáis dado
vuestra vida por la salvación de la humanidad y malgasten vuestras gracias. No
es justo que seáis tratados con indiferencia por algunos de vuestros hijos. No
es justo que los jóvenes caigan en laberintos sin salida porque aducen no
conoceros; dudan, aún, de vuestra existencia.
Agonizante
Jesús mío: levanto mis manos en esta noche para pedir al Padre Eterno compasión
por algunos jóvenes que andan influenciados por Satanás; jóvenes que destruyen
todo lo que encuentran a su paso; jóvenes de corazón vacío, carentes de amor;
jóvenes que evaden su historia, su realidad.
Agonizante
Jesús mío: llamad a muchísimos de vuestros hijos para que se integren a este
Apostolado de Reparación, para que juntos derribemos los muros de la
indiferencia, para que juntos edifiquemos un mundo mejor, para que juntos
sembremos la luz de la esperanza; luz que jamás se apagará, luz que iluminará
las conciencias de los hombres, luz que servirá de guía en el ocaso de la
tarde.
Agonizante
Jesús mío: atrapad en las redes de vuestro Amor Divino a los jóvenes más
renuentes, más duros de corazón; hacedles sentir que estáis vivo; comunicadles
vuestra esmerada ternura y llenad los múltiples vacíos de sus corazones con
vuestra presencia.
Agonizante
Jesús mío: reparo en esta noche para que el sufrimiento que os causan algunos
jóvenes sea menguado, para que sintáis el fuego de mi corazón porque os amo, os
adoro, os glorifico; ya que sois mi Dios y mi todo.
Agonizante
Jesús mío: miradme rendido a vuestros pies, ungiéndoos con el óleo de mi
reparación nocturna para que cese vuestro dolor y vuestra constante agonía.
10.
Reparad por los pecados de la humanidad, la ingratitud de los hombres para con
Dios
Jesús dice:
Hijo
amado de mi Sacratísimo Corazón: ¡Cómo quisiera que la humanidad entera me
adorase y me glorificase como al Dios Uno y Trino! ¡Cómo quisiera que la
humanidad entera, fijase sus ojos en Mí y no en el mundo! ¡Cómo quisiera que la
humanidad entera, dejara del todo su pecado y viviera en estado de gracia!
¡Cómo quisiera que la humanidad entera, no caminara más en pos de falsos dioses
y siguiera las huellas del Crucificado! ¡Cómo quisiera que la humanidad entera,
descubriera mi presencia en la alborada de la mañana y en el ocaso de la tarde!
¡Cómo quisiera que la humanidad entera se desbocara de amor por Mí y cortara
con las obras de las tinieblas!, obras que llevan a muchos hombres a no valorar
mis prodigios de amor en sus vidas, a no percatarse de mi inmensa misericordia
para con ellos, a no pensar que todo lo que tienen es bondad de mis venerables
manos, a permanecer sumido en un aletargamiento y somnolencia espiritual, a
divagar de un lado para otro sin hallar reposo a sus corazones agitados, a
creer que los logros y éxitos alcanzados han sido producto de su propio
esfuerzo. La indiferencia e ingratitud de estas almas son espadas que laceran
mi Divino Corazón. Corazón que sólo sabe amar y perdonar. Corazón que se
consume en sed de almas.
Corazón
siempre abierto dispuesto en daros alojo. Corazón que palpita con fuerza ante
el arrepentimiento y contrición verdadera. Corazón que espera ser adorado y
reverenciado por todas las almas. Corazón rodeado de una corona de espinas
porque los hombres no me saben agradecer; son indolentes, apáticos ante mis pulsaciones
de amor. Corazón que se desgarra de dolor porque de la mayoría de los hombres
sólo recibo desdén e ingratitud.
Consolad,
pues, mi agonizante Corazón y dadme todo el amor que no recibo de las
criaturas; rendidme tributos de adoración y de alabanza porque, aún así, sigo
llamando para que todas las almas vuelvan a Mí. Estoy dispuesto en perdonarles,
en abrasarlas en la llama de mi Amor Divino, en borrarles del libro de sus
vidas sus muchísimos pecados, en arroparlas con el Manto de mi Misericordia, para
absolverlas de toda culpa, en quitarles los harapos de mendicidad para
vestirlas con ropajes de gracia.
Alma Reparadora:
Amado
Jesús mío: heme aquí de nuevo velando en esta noche, queriéndome sumergir en la
llaga de vuestro Sagrado Costado. Llaga que me conducirá a vuestro Divino
Corazón. Corazón que recibirá descanso, alivio a vuestro dolor, fin a vuestra
tristeza a través de la meditación en esta hora de reparación nocturna;
reparación que hago con todo el amor de mi pobre corazón porque Vos lo merecéis
todo; reparación que habrá de subir como incienso ante la presencia del Padre.
Reparación que se convertirá en una plegaria porque no sois amado, no sois
adorado, no sois glorificado por todos los hombres de la tierra. Reparación que
habrá de extenderse en el mundo entero como preparación para vuestra segunda
llegada. Llegada que está muy próxima. Reparación que abrirá las puertas de la
Nueva Jerusalén.
Amado
Jesús mío: heme aquí de nuevo velando en esta noche. Vuestras palabras
despiertan mi espíritu para reparar toda mi vida por los pecados de la
humanidad, para ofrecerme si fuese posible como holocausto y ofrenda de amor a
vuestra Misericordia y Justicia Divina.
Amado
Jesús mío: heme aquí de nuevo velando en esta noche, ya que quiero reparar la
ingratitud de los hombres para con vuestra Celestial Majestad. Hombres que,
aún, no han descubierto la perla de gran valor. Hombres que andan cegados por
su orgullo intelectual. Hombres que no saben valorar vuestras gracias, vuestra
infinita bondad para con todas las criaturas.
Amado
Jesús mío: heme aquí de nuevo velando en esta noche; noche embellecida por el
cielo tapizado de estrellas. Noche engalanada por los destellos de la luna
llena; noche sombría para las almas que, aún, no se han dejado seducir por
vuestras palabras; noche mustia para los ingratos que desprecian vuestros
llamamientos de amor.
Amado
Jesús mío: heme aquí de nuevo velando en esta noche, elevando rogativas al
cielo, pidiendo al Padre Eterno que derrame lluvias de amor sobre toda la
tierra para ver si así las almas os reconocen como a su Señor, como al Creador
de todo cuanto existe, como la brújula que orienta y da sentido a la vida. Como
el capitán que impide que el barco naufrague en alta mar. Como el Rey del más
alto linaje que merece trono de gloria, muestras de agradecimiento por vuestras
mercedes.
11.
Reparad por las almas que no valoran el Sacramento del Matrimonio y la
fidelidad conyugal
Jesús dice:
Hijos
amados que os habéis despertado en el silencio de esta noche para hacerme
compañía: la recompensa no la recibiréis en la tierra sino en el Cielo; vale la
pena que os desgastéis dando gloria a mi Santo Nombre. Vale la pena que os
consumáis como cirio encendido al pie del Sagrario. Vale la pena que sigáis
vuestra marcha, aun, sintiéndoos cansados, fatigados. Vale la pena que os unáis
a la oración y reparación de las almas víctimas del mundo entero. Vale la pena
que no seáis del común, que os distingáis por vuestra piedad. Vale la pena que
caminéis tras mis huellas y no tras las pisadas fangosas del mundo. Vale la
pena que imitéis a vuestros hermanos en la práctica loable de las horas
nocturnas de reparación porque el dolor de mi Divino Corazón ha rebosado la
copa; mi Sangre Preciosa es desperdiciada, mis mandamientos desobedecidos.
Hijo
mío, gritad: estoy vivo. Padezco vejámenes, soledad. Gritad que mi Sagrado
Corazón está cercado por una corona de espinas.
Gritad
que es urgente: un cambio de vida, volver sus ojos a Mí, regresar a la Casa de
mi Padre.
Gritad
que si no se convierten, sufrimientos indecibles les espera en la vida eterna.
Vuestra
compañía, hijos míos, suaviza un poco mi dolor; dolor porque muchas familias se
desintegran, se destruyen a sí mismas; dolor porque las parejas en el momento
del matrimonio se juran amor eterno, pero con el correr del tiempo se les
pierde el encanto, difícilmente se soportan, a duras penas se toleran; dolor
porque los esposos están obligados a la fidelidad pero algunos de ellos caen en
el adulterio; pecado que mancha el lecho nupcial; pecado que acarrea consecuencias
nefastas, pecado que destruye la solidez del hogar, pecado que cubre de sombras
y de tristeza a la familia; pecado que hiere el corazón del que ha sido
engañado.
Mi
Divino Corazón sufre porque muchos de mis hijos aducen que no es necesaria la
bendición del sacerdote para construir una familia; que la felicidad no la da
el matrimonio católico, que en unión libre se vive mejor.
Reparad
por estos hijos míos que se pierden de mis gracias; hijos que dejan de
alimentarse del Pan vivo bajado del Cielo. Pan que les dará salvación y vida
eterna.
Reparad
para que los hombres tomen conciencia de la importancia del Sacramento del
Matrimonio y de la fidelidad conyugal.
Alma Reparadora:
Mi
delirio de amor: escuché el suave murmullo de vuestra voz. Los latidos de mi
corazón se aceleraron ante vuestra súplica ardiente. Por eso, heme aquí
adorable Jesús mío dispuesto a dar cumplimiento con esta hora de reparación
nocturna; hora en que las puertas del Cielo se abrirán para derramar sus
gracias; hora en que los mismos Ángeles se unirán a mi oración constante; hora
en que quizás muchos duermen; pero vuestro amor me atrajo, vuestro amor me
sedujo, vuestro amor me llevó al monte Gólgota para recoger la Preciosísima
Sangre que fluye de vuestras Sagradas Llagas. Llagas que son fuentes de
misericordia. Llagas que son rayos fulgurantes de Luz Divina; luz que alumbrará
a las familias del mundo entero para que permanezcan en la unidad, en el amor y
en la paz duradera.
Mi
Jesús amado: reparo en esta noche por las familias disolutas, familias que se
han desintegrado por culpa de un espíritu de adulterio; conceded el don de la
fidelidad a los esposos, aumentadles la gracia del perdón, del amor recíproco.
Reparo
por los hermanos que se han unido sin el Sacramento del Matrimonio; sensibilizadles
el corazón para que reconozcan su pecado, quitad la cortina de oscuridad que
cubren sus ojos; destapad sus oídos a vuestra voz; voz que los llama
insistentemente a un cambio, a un reorganizar sus vidas.
Reparo
por toda la humanidad que transgrede vuestras leyes, vuestros Mandatos Divinos.
Atraedlos al aprisco de vuestro Sagrado Corazón y purificadles, limpiadles sus
manchas producidas por el pecado.
Mi
tierno Jesús: cuánto deseo que no sufráis, que no os lastimen, que no os
hieran, que todos los hombres os amen con amor frenesí, que todos los hombres
encarnen el Evangelio, vivan vuestra Palabra, que todos los hombres luchen con
tesón en la salvación de sus almas.
Jesús
amado: llamad a la conversión perfecta a cada uno de vuestros hijos que viven
en situaciones irregulares; convencedlos que si no hay cambio, difícilmente
habitarán en una de las moradas de los Cielos; difícilmente recibirán el premio
prometido.
Espero,
mi querido, Jesús que esta hora nocturna de reparación os haya servido como medicina
que alivie vuestro dolor.
12.
Reparad por las almas que se dejan seducir por las siete hijas de Satanás, los pecados
capitales
Jesús dice:
Hijo
mío: premiaré vuestro sacrificio. Pagaré vuestro desvelo de amor. Os llevaré a
una de las moradas de mi Reino. Os ceñiré una corona de rosas por haber sido
fiel a las horas nocturnas de reparación. Reparación que habrá de extenderse al
mundo entero. Reparación que antepondrá el Triunfo de los Sagrados Corazones.
Reparación que destruirá los planes maléficos de Satanás. Reparación que os
borrará pecados del libro de vuestras vidas.
Así
es, pues, amado mío que no escatiméis en vuestro tiempo para prodigarme alivio
a mi Corazón sufriente, porque muchos de mis hijos han caído en las redes
oscuras de los pecados capitales; pecados que deforman el alma, pecados que
manchan el corazón, pecados que son gangrena para el espíritu, pecados que
llevan a la muerte eterna.
Alma
reparadora que estáis en vela, que estáis con vuestro corazón abierto, que
estáis dispuesto en consolar mi Sagrado Corazón: venid en el silencio de esta
noche y reparad por todas aquellas almas que se dejan seducir por las siete
hijas de Satanás; almas que llevan su corazón impregnado del lastre del mundo;
almas altamente insatisfechas que no han encontrado el verdadero camino; almas
que desdicen de mi amor y de mi misericordia para con toda la humanidad; almas
de corazón putrefacto que requieren limpiarse en los Ríos de la Gracia; almas
que van directo al suplicio eterno si no vuelven sus ojos y su corazón a Mí.
Vuestra
luz, en esta noche lúgubre, habrá de iluminar el sendero de las almas ausentes
de mi redil.
Vuestro
sacrificio os servirá en reparación a vuestros propios pecados y los pecados
del mundo entero.
Vuestro
interés en la salvación de las almas os hará como un ángel en la tierra; ángel
que templa el arpa y la cítara; ángel que no se aparta de Mí ni un instante
porque no sabría sobrevivir si no está a mi lado; ángel que atraerá a otros
ángeles a salmodiar con la hora nocturna de reparación. Reparación tan
necesaria en este tiempo; tiempo en el que a lo bueno le llaman malo y a lo
malo le llaman bueno; tiempo de degradación moral; tiempo en el que los valores
cristianos han sido tergiversados; tiempo en el que muchas almas se condenan:
por no haber acudido a las fuentes de misericordia, por no haber iniciado en
vida un proceso de conversión perfecta y transformante.
Alma Reparadora:
Corazón
sufriente de mi Jesús: gracias os doy por haberme limpiado y purificado en los
Ríos de agua viva. Gracias por haber puesto vuestros ojos de compasión en mi
miseria. Gracias por haber suscitado dentro de mí un deseo de cambio, un querer
volver a vuestra Casa porque extrañaba vuestro amor y cariño; extrañaba
vuestros mimos, vuestra delicadeza; os extrañaba, encanto de mi pobre corazón.
Jesús:
Vos que sois la Víctima Divina, ofrenda de amor al Padre Eterno: atraed con
vuestros rayos de luz a cada una de las almas que se han dejado vencer ante la
lucha; almas que han caído en pozos putrefactos; almas de conciencia manchada
porque de una u otra forma han sucumbido ante los halagos de la siete hijas de
Satanás; hijas que tienen la mirada puesta en el mayor número de almas; hijas
que envenenan el corazón de los hombres con la ponzoña letal de: la envidia, la
pereza, la soberbia, la lujuria, la ira, la gula y la avaricia; ponzoña que
lleva a la muerte segunda, ponzoña que lleva a la degradación, al relajo;
ponzoña que destruye todo aquello que le sale a su paso; ponzoña que obnubila y
aletarga el pensamiento y la conciencia de la humanidad.
Amantísimo
Jesús mío: dadles otra oportunidad a estas pobres almas; herid sus corazones
con un flechazo de amor; salpicad sus conciencias con tan sólo una gotita de
vuestra Sangre Preciosa y ellas despertarán de su sueño letargo; estas hijas
pródigas regresarán hacia Vos, ellas os pedirán perdón, ellas llorarán sus
culpas, ellas limpiarán y perfumarán sus corazones en los Ríos de la Gracia,
ellas buscarán vuestro amor, vuestro amparo.
Amantísimo
Jesús mío: reparo en esta noche por las almas que habrán de morir y aún, no han
reconocido sus culpas; aún, caminan tras las seducciones de una de las hijas de
Satanás; compadeceos de ellas; vuestro Corazón sobreabunda en misericordia, no
permitáis que estas almas perezcan; llevadlas, así sea al nivel más bajo del
purgatorio, ellas os lo sabrán agradecer.
Jesús,
mi delirio de amor: os agradezco por haberos fijado en mí; os agradezco porque
el Médico Divino ha dado término a mis enfermedades; os agradezco porque sois
el Arquitecto del Cielo que ha descendido a la tierra para trazar nuevos planes
en mi vida, proyectos diferentes jamás pensados.
Recibid,
Corazón agonizante de Jesús, esta hora nocturna de reparación como mi ofrenda;
ofrenda que os dé consuelo, alivio a vuestro padecimiento.
13.
Reparad por todas almas que violan la justicia, la honestidad
Jesús dice:
Hijo
querido: si los hombres alcanzasen a medir el gran amor que les tengo, no
propiciarían a mi Divino Corazón tantos sufrimientos, tantos latigazos a mi
Cuerpo Santísimo.
No os
canséis, alma reparadora, de ofrecer vuestros sacrificios, vuestras oraciones
pidiendo por la conversión de los pecadores. Muchas almas perecen porque no hay
quien ore por ellas; los sacrificios que un alma hace, en vida, a favor de sus
hermanos tienen gran recompensa en el Cielo.
Vosotras
almas reparadoras que atendéis generosamente a mi llamamiento de amor: dais
consuelo y alivio a mi sufrimiento, porque la justicia humana flaquea, mientras
que la justicia Divina es una balanza perfecta en su peso porque muchas almas dicen
no creer en la existencia del infierno; infierno que está superpoblado de almas
que en vida fueron escépticas a este estado perpetuo de castigo.
Dad
consuelo y alivio a mi sufrimiento, porque muchos de mis hijos pierden su vida
en las guerras y en los conflictos armados, hijos inocentes, hijos rectos en su
proceder, hijos que no hacían mal a ninguno porque la injusticia social prima
sobre los deberes del ciudadano, porque muchos mueren de hambre a la
intemperie.
Estas
son algunas de las causas para mi dolor; dolor que es menguado por los
sacrificios, por las penitencias de las almas víctimas expiatorias; dolor que
es menguado, también, por las almas fieles a la hora nocturna de reparación;
hora que es suave refrigerio, hermosa melodía, salmodia preciosa de oración,
hora en que los mismos Ángeles quedan estupefactos ante vuestra perseverancia y
celo en vuestro desvelo de amor.
Reparad,
pues, para que los hombres actúen con justicia, con honestidad.
Reparad,
pues, para que los hombres sean más solidarios, más desprendidos de los bienes
terrenales.
Reparad,
pues, para que los hombres piensen y hagan algo a favor de los más necesitados.
Reparad,
pues, para que los hombres crean en la existencia del Cielo, del Purgatorio y
del Infierno.
Reparad,
pues, para que los hombres sean más pacíficos y menos violentos; para que cese
la guerra y la pérdida de vidas humanas.
Hijo
amado: rogad al Padre Eterno para que la tierra vuelva a su orden primero,
porque tanto pecado ha rebozado el cáliz de mi Sagrado Corazón. Rogad para que
la humanidad entera haga caso a las advertencias del final de los tiempos.
Alma Reparadora:
Mi
Jesús amado; no soy digno de vuestra predilección; no soy merecedor de vuestro
gran amor; amor que suscita en mi corazón un deseo de seguir vuestras huellas,
un deseo de donación total a vuestro Divino Querer.
Mi
Jesús amado: vuestro dolor dirige mis pasos al monte Gólgota, abre mi corazón
para recoger vuestra Preciosa Sangre desperdiciada; despierta mis sentidos para
reparar en esta hora nocturna porque son muchas las almas que abusan de
vuestras gracias; ponen en alto riesgo su salvación porque el pecado se adentró
en sus corazones e hizo nido de víboras; el pecado les puso mordaza en su boca
para no alabaros; el pecado las ensoberbeció, el pecado las alejó de vuestra
compañía, les puso una barrera que las separa del Cielo, son autómatas que no
miden las consecuencias de sus ruines acciones; acciones que las llevarán a las
profundidades del averno, a recibir el justo pago.
Mi
Jesús amado: vuestro dolor dirige mis pasos al monte Gólgota para reparar por
todas aquellas almas que toman la justicia en sus manos abusando de su
autoridad.
Mi
Jesús amado: vuestro dolor dirige mis pasos al monte Gólgota para reparar por
todas aquellas almas que no creen en la existencia del infierno; despertadlas
de su adormilamiento, ¡oh, bondadoso Jesús mío!
Mi
Jesús amado: vuestro dolor dirige mis pasos al monte Gólgota para reparar por
todas aquellas almas que se toman el derecho de acabar con la vida de personas
inocentes, almas que tienen corazón duro, corazón de pedernal para recibir
vuestros flechazos de Amor Divino.
Mi
Jesús amado: vuestro dolor dirige mis pasos al monte Gólgota para reparar por
todas aquellas almas que acumulan riquezas materiales y no las comparten con los
necesitados.
Mi
Jesús amado: vuestro dolor dirige mis pasos al monte Gólgota para reparar por
todas aquellas almas que rechazan vuestras manifestaciones de amor,
encadenadlas a vuestro Sacratísimo Corazón y concededles verdadera contrición
de sus culpas y pecados.
Mi
Jesús amado: vuestro dolor dirige mis pasos al monte Gólgota para reparar por
todas aquellas almas que infringen los derechos humanos; dadles a conocer, que
si no se arrepienten de sus pecados, acérrimos sufrimientos les espera después
que hayan sido juzgados.
14.
Reparad por las almas con espíritu de falsa piedad
Jesús dice:
Hijo
carísimo: no os acostéis, aún, os falta cumplir con nuestro encuentro.
Encuentro en el que nuestros corazones se fusionan sin cesar. Encuentro en el
que sobran las palabras porque las miradas bastan. Encuentro en el que el
tiempo no cuenta. Encuentro en el que os ejercitáis en la piedad a través de
las horas nocturnas de reparación. Horas nocturnas que amainan mi dolor. Horas
nocturnas que adelantan el Reinado de mi Sagrado Corazón.
Horas
nocturnas que anteceden a la Nueva Jerusalén.
Horas
nocturnas que disminuyen la justa cólera del Padre Eterno.
Horas
nocturnas que os hace radiantes porque los rayos de luz que brotan de mis
Sagradas Llagas transverberan (traspasarán) vuestro corazón.
Horas
nocturnas que os hace dóciles a la acción del Espíritu Santo. Espíritu que
revolotea sobre el alma reparadora.
Horas
nocturnas que os une a la oración y a la alabanza de la Iglesia Triunfante.
Horas
nocturnas que son necesarias en estos últimos tiempos porque las criaturas,
aún, no viven la Palabra de Dios; aún, no han iniciado su proceso de
conversión.
Reparad,
hijo carísimo, por las almas con espíritu de falsa piedad; espíritu que les
hace creer que son santas, salvas; espíritu que camufla sus pecados, sus
debilidades; espíritu que las presenta como almas buenas, fervorosas; espíritu
que las lleva a la hipocresía, a una doble vida; espíritu que les enmascara sus
debilidades; espíritu que es rechazado en mi presencia.
Reparad,
hijo Carísimo, para que estas almas vivan el Evangelio, lleven una vida
coherente con la Palabra.
Reparad,
hijo Carísimo, para que estas almas purifiquen sus corazones, corazones que
habrán de quedar tan diáfanos como la luz del día.
Reparad,
hijo Carísimo, para que estas almas se quiten sus máscaras, se muestren tal
como son e inicien un proceso de cambio en sus vidas.
Reparad,
hijo Carísimo, para que estas almas tengan un encuentro personal conmigo, para
que dobleguen su voluntad a mi Santo Querer y sean honestas consigo mismas.
Reparad,
hijo Carísimo, para que estas almas con espíritu de falsa piedad sean
liberadas, transformadas, restauradas, para que vivan la esencia de la
religión, para que profundicen en la doctrina sana, para que beban de las
fuentes fidedignas de las Sagradas Escrituras y sean rayitos de luz, de la luz
potente de Dios.
Alma Reparadora:
Señor
Jesús: sé que vuestro Divino Corazón sufre; es lacerado; cercado de espinas que
os hacen derramar gotas de Sangre Preciosa.
Sé que
no recibís amor de todas las criaturas; que sois relegado; que pasáis a un
segundo plano para muchos de sus hijos.
Sé que
os merecéis toda la adoración y la gloria porque sois Dios: Uno y Trino.
Sé que
estáis llamando a la humanidad a una vida de santidad porque a todos, queréis
salvar.
Sé que
estáis formando un apostolado de reparación; apostolado que destruya a Satanás
con la oración y los sacrificios; apostolado que sean como antorchas de luz que
iluminen el sendero de las almas que son ciegas de espíritu; apostolado que propague
las horas nocturnas de reparación, para que vuestro Sagrado Corazón sufra
menos, para que muchas almas se conviertan y vuelvan en busca de vuestros besos
y abrazos.
Señor
Jesús: reparo en esta noche por las almas que están poseídas por un espíritu de
falsa piedad. Quitad las costras de oscuridad de sus ojos, desvaneced las
sombras que opacan vuestra luz, hacedlas reaccionar, bajar su mirada al corazón
y descubrir sus yerros.
Señor
Jesús: reparo en esta noche por las almas que están poseídas por un espíritu de
falsa piedad, bañadlas en los Ríos de la Gracia para que sus corazones queden
tan blancos como un copo de nieve.
Señor
Jesús: reparo en esta noche por las almas que están poseídas por un espíritu de
falsa piedad; concededles la gracia de reconocerse pecadoras, de comprender que
aún son débiles, que todavía les falta mucho crecimiento espiritual.
Señor
Jesús: reparo en esta noche por las almas que están poseídas por un espíritu de
falsa piedad, salpicad con vuestra Sangre Preciosa sus corazones y moved sus
conciencias a una renovación interior.
Señor
Jesús: reparo en esta noche por las almas que están poseídas por un espíritu de
falsa piedad; quemad en ellas sus defectos y llevadlas a profundizar en su vida
cristiana.
Señor
Jesús: levanto mi corazón al Cielo para que os apiadéis de estas almas; haced
que San Miguel Arcángel corte las cadenas que las aprisionan, que no las deja
ser libres; haced que ellas mismas vean sus errores, su falsa religiosidad y os
sumerjan en la Llaga de vuestro Sagrado Costado para que obtengan la claridad,
la transparencia necesaria para ser vuestros discípulos.
15.
Reparad por las almas que no frecuentan los Sacramentos
Jesús dice:
Hijo
amado: dais alegría a mi Divino Corazón en esta noche porque a medida que
hacéis las horas nocturnas de reparación, os vais consumiendo como cirio
encendido al pie del Santísimo, vais creciendo en virtud, os vais haciendo
perfecto.
La
oración reparadora es suave aroma que perfuma vuestro corazón. La oración
reparadora es fuego de Amor Divino que arde en vuestro corazón y os eleva en
gracia.
La
oración reparadora os borra vuestras imperfecciones y os hace más radiantes. La
oración reparadora os hace sentir tedio por el mundo y repugnancia por el
pecado.
La
oración reparadora es como lluvia de agua fresca que penetra en las almas de
corazón árido, reseco.
Así
es, pues, hijo mío que os arropo con mi mirada y os abraso con la llama de mi
Amor Divino, cada noche que os sumerjáis en la llaga de mi Sagrado
Costado
para cumplir con este acto sublime de devoción: las Horas Nocturnas de
Reparación.
En
esta noche, alma reparadora: os pido orar por las almas que no frecuentan los
Sacramentos. Sacramentos que son siete fuentes de Gracia. Sacramentos que son
instrumentos divinos para la salvación de las almas. Sacramentos que purifican
el corazón, dándole el brillo y la lozanía de un ángel. Sacramentos que son
credencial necesaria para la entrada al Cielo.
En
esta noche, alma reparadora: os pido orar por las almas que no frecuentan los
sacramentos; almas cegadas por el pecado, almas con corazón endurecido a mi
amor, almas que creen que al Cielo se va sin esfuerzo, sin renuncia constante.
En
esta noche, alma reparadora: os pido orar por las almas que no frecuentan los
sacramentos; reparad para que descubran estas siete fuentes de Gracia. Reparad
para que logren, en vida, borrar muchos pecados; reparad para que se acojan a
mi misericordia infinita. Reparad para que se suelten de las garras de Satanás,
para que den inicio a un nuevo camino.
Alma
reparadora: sanad las llagas de mi Cuerpo Santísimo porque los pecados de los
hombres me sumergen en un terrible dolor; dolor, porque muchos mueren sin
pedirme perdón; dolor, porque muchos caen, como hojas de los árboles, en las
profundidades del averno.
Reparad
para que todas las almas frecuenten los Sacramentos. Sacramentos indispensables
para la salvación del alma porque nada manchado habrá de entrar al Reino de los
Cielos.
Alma Reparadora:
Jesús
amado: vuestro Divino Corazón agoniza de dolor al ver tantas almas que desprecian
los auxilios celestiales de los Sacramentos. Almas que difícilmente se salvarán
si no frecuentan estas siete fuentes de misericordia. Fuentes que purifican el
corazón manchado por el pecado. Fuentes que liberan a los poseídos por el
espíritu del mal. Fuentes que nos acrisolan como a oro y plata para
adelantarnos en la virtud.
Jesús
amado: vuestro Divino Corazón agoniza de dolor porque muchas almas hacen de sus
vidas: guillotina de muerte para la vida eterna; muchas almas no se cobijan a
vuestra infinita misericordia, degradan los Sacramentos y por ende a Vos mismo.
Jesús
amado: vuestro Divino Corazón agoniza de dolor porque los pecadores naufragan
en el lodazal de sus culpas; culpas que deforman su corazón; culpas que los
lleva siempre a una vida sin sentido, a una agonía constante porque tienen ojos
y no os ven, oídos y no os escuchan.
Jesús
amado: en esta noche reparo con mi sacrificio por las almas que no viven una
vida sacramental. Despertadlas, agonizante Jesús mío, de su sueño letargo;
hacedles sentir la imperiosa necesidad de sumergirse en las fuentes de
misericordia para que sean purificadas, limpiadas.
Agonizante
Jesús mío: llamad a cada una de estas almas por su nombre; llevadlas sobre
vuestros hombros y sanad sus heridas; dadles a beber del agua viva y quitadles
las cadenas que no las deja ser libres.
Haced
que a través de las horas nocturnas de reparación: sean muchos los hijos
pródigos que regresen hacia Vos; haced que estas súplicas fervientes calen en
sus corazones y las muevan a un cambio. Haced que empiecen a sentir repulsión
por el mundo; infundidles el santo temor de Dios para que reaccionen a tiempo,
para que se despojen del hombre terrenal y se revistan del hombre nuevo.
Haced
que sus ojos vuelvan a ver la luz; luz que un día perdieron por la oscuridad
del pecado.
Haced
que estas almas laven sus culpas en el sacramento de los Ríos de la Gracia.
Ríos que acabarán con toda inmundicia, con todo olor putrefacto. Ríos que darán
brillo al alma. Ríos que devolverán el estado de Gracia perdido. Ríos que
doblegarán la voluntad humana a vuestro Santo Querer: Vida coherente con la
Palabra, vida enriquecida con los Sacramentos.
16.
Reparad para que todos mis hijos reconstruyan mi Iglesia, aparentemente, en
ruinas
Jesús dice:
Hijo
querido: es Jesús el que os habla. Despertad y venid hacia Mí que deseo
descansar en vuestro corazón. Quiero que me acompañéis en esta noche, porque la
soledad en que me encuentro hace que exude Sangre de mi Cuerpo. Sangre que es
el remedio a vuestros males. Sangre que es coraza de protección contra el
enemigo; enemigo que no podrá tocaros porque sois mi propiedad; enemigo que
será confundido mediante las horas nocturnas de reparación; enemigo que no
tendrá cuentas con las almas generosas que atienden a mis llamados de amor.
Mi
Divino Corazón está saturado de oprobios porque mi Iglesia está dividida,
fragmentada; mi Iglesia está pasando por una horrorosa crisis; mi Iglesia está
siendo sacudida por vientos de doctrinas heréticas; doctrinas que son
incoherentes con las Sagradas Escrituras y el Magisterio de la Iglesia.
Alma
reparadora que deseáis llevaros mi dolor: reparad para que todos mis hijos
reconstruyan mi Iglesia aparentemente en ruinas. Reparad para que obedezcan a
su único Pastor. Reparad para que todos sus miembros sean reflejos de santidad.
Reparad para que cesen los escándalos, para que haya coherencia de vida,
honestidad.
Alma
reparadora que deseáis llevaros mi dolor: reparad para que mi Iglesia que es:
Una, Santa, Católica y Apostólica, atraiga con su testimonio a las ovejas
dispersas; ovejas que beben en otras fuentes, ovejas que pastan en laderas.
Alma
reparadora que deseáis llevaros mi dolor: reparad para que los hombres acepten
y aprecien las enseñanzas transmitidas en mi Iglesia. Iglesia que siempre
permanecerá, aun, en las fuertes tormentas y vientos impetuosos.
Alma
reparadora: sed pararrayo en mi Iglesia, alimentándoos de su doctrina,
siguiendo sus sabias enseñanzas; enseñanzas que no estén en desacuerdo con mi
Evangelio.
Alma
reparadora que habéis sido llamada a una vocación especial: enmielad mi
Corazón, agonizante, con vuestras asiduas penitencias, mortificaciones,
sacrificios.
Enmielad
mi Corazón agonizante: atrayendo muchas almas más, al ejercicio de las horas
nocturnas de reparación. Horas que iluminarán el sendero de las almas ciegas de
espíritu. Horas que ablandarán los corazones duros, corazones de pedernal,
corazones renuentes a una conversión transformante.
Levantad
mi Iglesia con vuestra reparación. Anteponed mi segunda llegada y refugiaos en
uno de los Aposentos de mi Sagrado Corazón para que no seáis confundido, no
seáis sacado de mi verdadera Iglesia.
Alma Reparadora:
Corazón
de Jesús, saturado de oprobios: heme aquí reparando en esta noche por vuestra
Iglesia. Iglesia, aparentemente semidestruida. Iglesia fuertemente atacada por
Satanás. Iglesia medio tambaleante. Iglesia que a pesar de los vendavales que
la sacuden, jamás se desmoronará, jamás se derrumbará porque sois Vos su piedra
angular, sois Vos quien la fundasteis, quien la instituisteis.
Corazón
de Jesús, saturado de oprobios: heme aquí reparando en esta noche por vuestra
Iglesia. Iglesia que habrá de permanecer en la luz. Iglesia asistida siempre
por el Espíritu Santo. Iglesia cubierta por sus potentes rayos de luz.
Corazón
de Jesús, saturado de oprobios: heme aquí reparando en esta noche por vuestra
Iglesia. Sé que es vuestra máxima preocupación. Por eso, agonizante Jesús mío,
defendedla de los ataques del demonio, sitiadla por miríadas de Santos Ángeles,
resguardadla bajo los pliegues del Manto Celestial de María.
Corazón
de Jesús, saturado de oprobios: heme aquí reparando en esta noche por vuestra
Iglesia, ya que muchos de vuestros hijos no se identifican en plenitud con sus
enseñanzas; algunos se saltan vuestros principios, vuestras leyes.
Corazón
de Jesús, saturado de oprobios: heme aquí reparando en esta noche, noche en la
que hacéis un llamado a toda la humanidad para que perseveremos en vuestra
Santa Iglesia, para que permanezcamos fieles a la doctrina, transmitida por los
apóstoles de generación en generación, para no dejarnos seducir por doctrinas
llamativas y extrañas.
Corazón
de Jesús, saturado de oprobios: heme aquí reparando en esta noche por vuestra
Iglesia. Iglesia que queréis reconstruir, restaurar con la oración continua de
las almas víctimas y de las almas reparadoras. Iglesia en la que ha penetrado
el humo de Satanás, pero las tinieblas del mal serán disipadas, regresarán al
lugar de donde salieron.
Corazón
de Jesús, saturado de oprobios: heme aquí reparando en esta noche por vuestra
Iglesia. Iglesia a la que amo porque fuisteis Vos quien la constituisteis.
Iglesia de la que me siento orgullosa de pertenecer porque sois Vos la columna
que la sostiene. Iglesia que será renovada, transformada porque sois su
constructor, su arquitecto.
Corazón
de Jesús saturado de oprobios: heme aquí reparando en esta noche por vuestra
Iglesia. Haced que sus miembros caminen tras vuestras huellas; huellas que
nunca se habrán de borrar, huellas que dejarán un recuerdo perpetuo de vuestra
presencia en medio de vuestro pueblo.
17.
Reparad para que las almas vivan cada Eucaristía como si fuese la última en sus
vidas
Jesús dice:
Escuchad,
hijo mío, mi llamado. Atended a mi súplica en esta noche, noche en que os
quiero ver con vuestros ojos despiertos y vuestro corazón dispuesto para las
horas nocturnas de reparación.
Sabed
alma reparadora que muchos de mis hijos asisten al Santo Sacrificio de la
Eucaristía por costumbre; poco se conmueven ante la prédica del sacerdote
y lo
peor es que están de cuerpo presente, pero su corazón y su pensamiento están
ausentes del Milagro más grande que está por descubrirse, de mi descenso en las
manos del sacerdote.
¡Cómo
deseo, alma reparadora, que cada uno de los hijos que asisten a la Santa Misa,
lleguen a Mí, ansiosos en escuchar mi Palabra, anhelantes de alimentarse de mi
Cuerpo y de mi Sangre, ávidos en asociarse a la adoración de la Iglesia
Triunfante!, porque la Eucaristía es el momento más sublime; momento en donde
el Cielo se junta con la tierra; momento en el cual los Ángeles me entonan
bellos himnos; momento en el cual las almas deberían estar unidas, en espíritu,
a mi Divinidad presente en la Sagrada Hostia; momento de pensar sólo en Mí;
momento para tener un encuentro a solas con Dios.
Alma
reparadora: la rutina de algunos de mis hijos para con mi invención de amor,
lacera mi Sagrado Corazón, ya que deberían extasiarse ante el acto sublime,
anonadarse como las almas santas que se encuentran en el Cielo.
Hijo
amado, que formáis parte de este apostolado de reparación: atraedme con vuestra
oración, también, aquellas almas que consideran que no es necesaria la
Eucaristía; almas que pecan contra el tercer mandamiento de la ley de Dios;
almas que dicen acudir a la Misa cuando les nace; almas que malgastan su tiempo
en las bagatelas del mundo; almas a las que espero cada domingo para embellecer
su corazón; almas a las que espero cada domingo para llenar sus vacíos; almas a
las que espero cada domingo para descubrirles su pecado y llevarlas al Tribunal
de mi Misericordia; almas a las que espero cada domingo para despertarlas en la
fe, para animarlas a sobrellevar la cruz con amor, para liberarlas de su
esclavitud, para mostrarles un mundo distinto, más asequible, más visible.
Hijo
querido que estáis cumpliendo con un oficio de ángeles en la tierra: reparad
para que todos mis hijos vivan cada Eucaristía como si fuese la última en sus
vidas.
Alma Reparadora:
Corazón
amantísimo de Jesús: ¡Cómo entregarme al descanso!, si, aún, me falta algo muy
importante para hacer: cumplir con mi oficio de ángeles, alivianar vuestra
carga mediante las horas nocturnas de reparación. Horas que excitan mi Corazón
en ansias de permanecer en el monte Calvario, consolándoos. Hora en la que
enjugo vuestras lágrimas y adoro vuestras llagas. Hora que cierra el día,
uniendo mi corazón al vuestro.
Corazón
amantísimo de Jesús: ¡Cómo entregarme al descanso!, si sé que estáis triste.
¡Cómo entregarme al descanso!, si ya no puedo conciliar el sueño sin antes
haberos consolado. ¡Cómo entregarme al descanso!, si me hacéis partícipe de
vuestro dolor; dolor que también hiere mi corazón.
Corazón
amantísimo de Jesús: ¡Cómo entregarme al descanso!, si habéis hablado a mi
corazón, si habéis pronunciado mi nombre, si habéis puesto vuestra mirada en mí
para reparar en esta noche por todas aquellas almas que asisten a la Eucaristía
por rutina, por costumbre. Almas que deberían caer de rodillas, si fuese
posible, ante la grandeza de vuestro amor; almas que deberían de aprovechar al
máximo cada Eucaristía para irse desprendiendo del hombre viejo; almas que
deberían de tomar la Eucaristía como un anticipo del Cielo en la tierra.
Corazón
amantísimo de Jesús, que me habéis cautivado y seducido: os pido que cautivéis
y seduzcáis a todos los hombres para que vivan cada Eucaristía con entrega, con
devoción, con admiración ante vuestra grandeza y vuestra extrema humildad.
Corazón
amantísimo de Jesús: reparo en esta noche entregándoos parte de mi sueño por
aquellas almas que no participan del Santo Sacrificio Eucarístico, cada domingo.
Ten compasión de ellas; aún, el mundo les atrae; aún, no han hallado la
libertad de espíritu; aún, no han entendido que cada Misa es un reanudar los
Misterios de la Sagrada Pasión.
Corazón
amantísimo de Jesús: atraed al aprisco de vuestro Corazón Eucarístico a todas
las almas para que se embriaguen de amor, para que se conduelan de sus culpas,
para que borren las flaquezas de su pasado y den inicio a una nueva vida.
Corazón
amantísimo de Jesús: escuchad mis súplicas en esta noche y arropad con el manto
de la compasión a todas las criaturas que, aún, no os conocen.
18.
Reparad por las almas que despojan de sus bienes a los demás, valiéndose de
medios mezquinos
Jesús dice:
Hijo
carísimo: aquí estoy en la soledad de esta noche esperándoos, ansiando que llegue
el momento de veros, abrazaros y desfogar mi tristeza en vuestro corazón;
corazón en el que hallo complacencia porque sus puertas están abiertas de par
en par para que entre, para que lo tome en posesión como mi morada.
En
esta noche, alma reparadora: atraedme, con vuestra oración, a todas las almas
que despojan de sus bienes: a las viudas, a los huérfanos; atraedme a las almas
que se apropian de lo que no les pertenece, almas ventajosas en sus negocios,
almas que consiguen las cosas a costa de la mentira, del fraude; almas que
deben restituir lo que han robado; almas que deben limpiar la lepra de su
corazón mediante una buena confesión, Sacramento liberador y sanador.
Hijo
carísimo: rogad a Dios para que los hombres sean honestos, transparentes; para
que trabajen y consigan sus cosas a través de su propio esfuerzo. Rogad a Dios
para que los hombres tengan santo temor y conciencia abierta a los misterios de
la vida eterna.
Vida
eterna que premia o castiga según las buenas o malas obras.
Vida
eterna que proporciona al alma felicidad o desdicha. Vida eterna que abre las
puertas del Cielo o del averno.
Hijo
amado: llamo a todas las almas, en esta hora nocturna de reparación, a seguir
el ejemplo de Zaqueo: devolver, si es posible, cuatro veces más, los bienes a
los que les ha quitado injustamente. Llamo a todas las almas en esta hora
nocturna de reparación a vivir en la justicia, en la equidad porque estas dos
grandes virtudes se hallan enterradas, anquilosadas.
Llamo
a todas las almas en esta hora nocturna de reparación a seguir mis huellas
porque Yo soy el camino, la verdad y la vida; caminando tras de Mí no tendréis
pérdida. Os invito, como a Zaqueo, a bajar de la higuera silvestre para
hospedarme en la casa de vuestro corazón.
Llamo
a todas las almas en esta hora nocturna de reparación a dejar la vida de
pecado, a abrazar mi Santa Cruz como signo de adhesión a mi Gran Misterio de
Amor.
Llamo
a todas las almas en esta hora nocturna de reparación a imitar la vida de los
apóstoles y de los santos. Ellos perdieron el interés por el dinero, por la
comodidad, por la vida fácil. Desde el mismo momento que se encontraron conmigo
decidieron despojarse de sus pertenencias para darla a los pobres; decidieron
andar ligeros de equipaje dejando tan sólo un par de sandalias desgastadas y
una túnica remendada.
Alma Reparadora:
Amado
Jesús: vuestro Corazón saturado de oprobios, ya no puede más; es tanta la
ignominia de algunos hombres, que con sus pecados os hacen padecer, laceran
vuestro Cuerpo Santísimo.
Reparo
en esta noche por todas aquellas almas que: explotan al más pobre, se apropian
de los bienes que no les pertenece; utilizan la mentira, la sagacidad para
sacar provecho en beneficio propio en sus negocios mezquinos. Reparo: para que
vuelvan a Vos, os pidan perdón de sus culpas, suelten las cadenas que los
oprimen, purifiquen sus corazones en los Ríos de agua viva y limpien sus
conciencias en los manantiales de vuestra Misericordia infinita.
Reparo
en esta noche: para que la humanidad entera recapacite, reaccione y entienda
que sin conversión no hay salvación, no hay plenitud en la vida eterna.
Jesús
amado: es para mí una necesidad, esta hora nocturna de reparación, porque sé
que a través de ella descansáis en mí, vuestras llagas son menos dolorosas,
halláis consuelo en todas las almas que a determinadas horas de la noche
cumplen con este oficio de ángeles.
Agobiado
Jesús mío: en esta noche que os habéis dignado mirarme con ojos de compasión,
habladme al oído, atraedme a uno de los Aposentos de vuestro Divino Corazón.
Reparo por los que suelen embaucar, enredar en la telaraña de sus sucias
intensiones a las almas, para que regresen con su corazón arrepentido al
Tribunal de vuestra misericordia infinita y sus corazones queden más limpios
que la nieve.
Agobiado
Jesús mío: haced que estas palabras retumben en los oídos de estas almas como
címbalos sonoros, de tal modo que despierten de su aletargamiento, que se
acojan a vuestra benignidad, que sumerjan sus manos en la llaga de vuestro
Sagrado Costado, manos que habrán de quedar limpias, radiantes porque fueron
liberadas de las costras del pecado; pecado que lleva a la desgracia en vida,
pecado que clama venganza desde el Cielo, pecado que es gangrena para el
corazón y llaga purulenta para el alma.
Agobiado
Jesús mío: atraed con vuestros rayos de luz a todas las almas que suelen
estafar y engañar; transverberad (traspasad) sus corazones con vuestro amor y
devolvedles la dignidad de hijos de Dios; hijos que sentirán la necesidad de un
cambio; hijos a los que les remorderá su conciencia por la bajeza de sus actos;
hijos que recobrarán la libertad porque el pecado los tenía oprimidos,
subyugados, anclados en las puertas del abismo infernal.
19.
Reparad por todos los ateos
Jesús dice:
Ya se
os está haciendo tarde, hijo mío: la noche está encima y muchas almas, aún, no
han llegado al Tribunal de mi Misericordia, no han venido a purificar y a
limpiar su corazón en el Sacramento de los Ríos de la Gracia; aún, les cuesta
cortar con el pecado; aún, no están convencidas de mi Palabra; aún, les cuesta
renunciar a las cosas del mundo; aún, no se han decidido a caminar ligeras de
equipaje; aún, no han tomado conciencia de que son peregrinas en la tierra, que
su permanencia en esta vida es demasiadamente corta en comparación con la vida
verdadera.
Hijo
mío: venid en esta noche de frío, no os importe que tengáis que levantaros, no
os pongáis abrigo que yo os arroparé con la capa que llevo puesta sobre mi
túnica, tan sólo dejaos guiar por mis toques Divinos y ayudadme a salvar almas,
reparando con espíritu de reverencia vuestras horas nocturnas.
Os
tocó vivir, hijo amado, en un tiempo de degradación moral y relajo espiritual.
Os tocó vivir en un mundo hedonista, mundo insaciable, mundo que nada le llena,
nada le colma. Os tocó vivir la era de la ciencia y de la tecnología, era
materialista, era ausente de Dios.
Así
es, pues, alma reparadora que habéis seguido el eco dulce de mi voz: os
necesito en esta noche orando y reparando por los hombres que dicen no creer en
Mí; hombres empíricos que todo lo verifican y controlan a través de los
sentidos; hombres que rebaten mis leyes, mi Evangelio; hombres que creen haber
salido de la nada; hombres que a pesar de todo fueron creados a mi imagen y
semejanza; hombres que espero poderles dar un abrazo de Padre bueno; hombres a
los que amo porque son una porción de dolor, de sufrimiento.
Reparad
por todos los ateos: para que abran sus ojos y me descubran en el cielo
tapizado de estrellas, en la majestuosidad y perfección de la naturaleza, en el
corazón de las almas puras, sencillas.
Reparad
por las almas entregadas al placer: para que comprendan que todas las
vanaglorias del mundo son alegrías momentáneas, furtivas.
Reparad
por las almas inmersas en el mundo científico y técnico: para que se interesen
en descubrir mis Misterios Divinos, en investigar a través del Espíritu Santo
los milagros, las obras de Dios; Dios que ama con amor eterno a toda la
humanidad.
Alma Reparadora:
Corazón
amado de mi Jesús: ¡cómo cubrirme del frío en esta noche, si Vos vais a
arroparme con la capa que lleváis puesta sobre la túnica! ¡Cómo no levantarme e
ir en pos del Maestro del Amor, a deleitarme con vuestra compañía! ¡Cómo no
hacer la hora nocturna de reparación!, si sois el Mártir del gólgota que, aún,
es flagelado, coronado de espinas y burlado.
Estos
son algunos de los motivos que me impulsan a llevar a cabo mi promesa de amor,
promesa de permanecer en el monte Calvario una hora cada noche reparando por
los pecados de los hombres, promesa de ser vuestro cirineo y alivianar el peso
de la Cruz; promesa de ser vuestra Verónica y enjugar con el velo de mi alma
vuestro Divino Rostro sufriente; promesa de ser otro Juan y estar al pie de la
cruz hasta el día que me llevéis de esta vida al Cielo; promesa de daros un
vaso de agua refrescante para saciar vuestra sed; promesa de ser vuestro
súbdito, vuestro siervo.
Corazón
amado de mi Jesús: quitad los harapos de mendicidad de algunos de vuestros
hijos, atraedlos a las fuentes insondables de vuestra misericordia, lavadles el
barro de sus corazones y hacedlos hombres nuevos, criaturas que con su vida os
alaben, os glorifiquen, os ofrezcan los tributos que os merecéis como Dios.
Corazón
amado de mi Jesús: venid pronto; vuestra Iglesia os necesita; el mundo ha
confundido la mente de vuestros hijos, hijos que siguen las huellas de falsos
ídolos, hijos que están al borde del abismo porque el demonio los ha
enceguecido, los ha arrancado de vuestras venerables manos, los quiere tomar
como trofeos, ya que se cree victorioso, triunfante; pero lo que él desconoce
es que el bien siempre prevalecerá sobre el mal.
Corazón
amado de mi Jesús: gracias por este auxilio divino; por este tesoro que habéis
puesto en mis manos; por iluminar mi corazón para reparar cada noche; de
llevarme parte de vuestro sufrimiento con mis pequeños sacrificios; sacrificios
que no son nada, ya que Vos me lo habéis dado todo; sacrificios que servirán
para ablandar el corazón de las almas escépticas, almas que no creen que estáis
vivo, almas que dicen no creer hasta no veros.
Complaciente
Jesús mío: escuchad mis ruegos; concededles una gracia para que crean; un toque
de vuestro amor para que vuelvan a Vos, para que abajen sus cabezas como signo
de humildad, para que se reconozcan como servidores del Servidor; para que
acepten la gran verdad, que no sois mito sino realidad.
20.
Reparad por los secuestradores para que se den cuenta de su actuar perverso
Jesús dice:
Hijo
amado: es Jesús el que os habla de nuevo en esta noche. Os necesito en vela
reparando por aquellas almas que se toman el derecho de coartar la libertad, de
comercializar con las personas como si fuesen animales de su propiedad, de
mantenerlas en cautiverio por el sucio interés del dinero o por un supuesto
ideal; ideal mezquino, ideal salpicado de oscuridad, ideal salido de la profundidad
del averno que involucra a familias enteras en el dolor por la separación
forzosa de sus seres queridos.
Hijo
carísimo: reparad para que cese el secuestro en el mundo entero, para que se de
fin a la guerra, para que impere y reine la paz.
Reparad
por los secuestradores para que tomen conciencia de su actuar perverso; actuar
que los llevará al mundo de las tinieblas, al abismo infernal.
Reparad
por estas almas conducidas por Satanás para que regresen al seno de sus
familias; familias que sufren, familias que esperan el pronto regreso de su
hijo pródigo, de la oveja perdida.
Reparad
por estas almas para que sientan la necesidad de conversión, de experimentar la
verdadera libertad, de valorarse a sí mismas, de reconocerse criaturas formadas
a mi imagen y semejanza, de comprender la grandeza de la dignidad humana.
Reparad
por estas almas para que cambien su corazones de acero por un corazón de carne;
corazón despierto al santo temor de Dios; corazón abierto al sufrimiento ajeno;
corazón que crea en una vida mucho mejor que esta; corazón con ansia de
trascender, de volar; corazón que sueñe con una Patria justa, solidaria;
corazón que entienda que con la violencia no se consigue la paz.
Reparad
por estas almas para que se acerquen a Mí. No las rechazaré, las miraré con
ojos de compasión y les daré una nueva oportunidad; oportunidad para un cambio
de vida; oportunidad para que construyan proyectos sólidos; oportunidad para
que sanen las llagas purulentas de su corazón; oportunidad para que se sientan
amadas, útiles; oportunidad para que se salven y se acojan a mi misericordia
infinita.
Reparad,
porque estas almas hieren mi Divino Corazón, me hacen llorar lágrimas de sangre
porque muchos de mis hijos sufren, viven en condiciones infrahumanas, padecen
soledad, nostalgia de no poder estar con los suyos; impotencia al sentirse
enjaulados, pisoteados; tristeza de ver truncados sus sueños, sus planes.
Alma Reparadora:
Corazón
adorable de mi Jesús: aquí estoy queriéndome llevar el dolor de vuestro Divino
corazón en esta noche, noche en que estáis adolorido al ver las malas obras de
muchos de vuestros hijos. Noche en el que escucháis el gemir,
los
ruegos y las súplicas de los secuestrados; secuestrados a los que les truncaron
un proyecto de vida por su cautiverio forzoso, secuestrados que son rebajados,
denigrados en su dignidad de persona, secuestrados que temen morir sin la
compañía de sus familias y familiares; secuestrados que padecen tortura física
y sicológica, secuestrados que fueron arrebatados violentamente de su ámbito
familiar y social; secuestrados que esperan obtener la libertad, secuestrados
que ansían dormir en su cama, compartir la mesa con su familia.
Corazón
adorable de mi Jesús: heme aquí postrado a vuestros pies. Vuestras palabras
conmueven mi corazón, por eso siento la necesidad de reparar cada noche por
todos los pecados de los hombres; hombres que deberían amaros porque sois la
Víctima Divina que os ofrecisteis en Sacrificio para darnos salvación y vida
eterna; hombres que deberían de reconoceros como al Hijo de Dios; hombres que
deberían de purificar y limpiar sus miserias en los manantiales de vuestro
Divino Corazón.
Corazón
adorable de mi Jesús: heme aquí postrado a vuestros pies, adorando vuestra
Sangre Preciosa, levantando mis manos al Cielo y rogando al Padre Eterno para
que se digne atraer a todos los secuestradores del mundo entero y les renueve
su corazón; corazón que comprenderá los vejámenes de su proceder; corazón que
se reconocerá nada ante la presencia de Dios; corazón que arrancará la maleza,
removerá su tierra estéril; corazón que se condolerá del sufrimiento de los
secuestrados, se pondrán en su lugar y querrá ser un hombre nuevo.
Corazón
adorable de mi Jesús: heme aquí postrado a vuestros pies, queriendo aplicar
bálsamo sanador a vuestras heridas, heridas producidas por estas almas
indolentes; almas que trabajan directamente para el príncipe de las tinieblas.
Corazón
adorable de mi Jesús: heme aquí postrado a vuestros pies, ofreciéndoos el oro
de mi reparación, el incienso de mi oración y la mirra de mi desvelo de amor
porque ya no quiero veros sufrir más: Vos que sois sumamente bondadoso y
tierno. Vos que disteis vuestra vida para darnos vida. Vos que seguís con
vuestros llamamientos angustiosos para que las criaturas se conviertan, vivan
el Evangelio y den muerte al hombre viejo.
21.
Reparad por las almas que se enojan conmigo cuando decido probarlas, liberarlas
de sus esclavitudes
Jesús dice:
Hijo
amantísimo: qué grato es saber que cuento con vuestra compañía, vuestros actos
de amor para conmigo serán recompensados en el Cielo. Pensad por un momento que
cada vez que venís a Mí, llegaréis a una porción del Cielo en la tierra;
porción en la que os espero cada noche para perfumar vuestro corazón con el
óleo bendito; óleo de fragancia exquisita, óleo que os mantendrá despierto
amándome por los que no me aman, adorándome por los que no me adoran; óleo que
os consumirá en ansias de reparar porque son muchas las almas que reniegan de
su cruz, muchas las almas que no aceptan el sufrimiento; sufrimiento que para
ellas es un castigo, sufrimiento que evaden siempre, sufrimiento que no esperan
encontrar durante su peregrinaje en la tierra.
Hijo
mío, habéis de saber que las almas que buscan una vida acomodada, relajada, una
vida sin tropiezos, una vida en la que no se tenga que luchar ni sacrificar
para conseguir los ideales: son almas que, aún, no han descubierto el gran
misterio de la cruz; son almas que, aún, les falta mucho camino por recorrer;
son almas que, aún, no se han preparado para la prueba; prueba que algún día
les habrá de llegar; prueba por la que toda criatura deberá pasar; prueba que
purifica el corazón dándole brillo, lucidez; prueba que acrisola como a oro y
plata.
Encanto
de mi Divino Corazón: atraedme, con vuestra oración, a todas aquellas almas que
se enojan conmigo cuando decido probarlas, liberarlas de sus esclavitudes,
refinarlas en el fuego de mi Amor Divino.
Alma
reparadora que estáis en vela en el silencio de esta noche, alma reparadora que
con vuestros ruegos dais descanso a mi Sagrado Corazón, alma reparadora que
sois la admiración de los Santos Ángeles: anunciad al mundo que la cruz es
necesaria para purificar el alma; anunciad al mundo que la cruz pule, talla, da
perfección al alma que ha decidido seguir las huellas del Crucificado. Anunciad
al mundo entero que la cruz hace caminar al alma por caminos angostos, caminos
seguros para entrar en una de las moradas del Cielo. Anunciad al mundo entero
que la cruz desata el alma de las cosas terrenas; anunciad al mundo entero que
la cruz sirve para purgar en vida los pecados.
Así
es, pues, hijo amado que en esta hora nocturna de reparación os pido que
intercedáis por las almas que no quieren llevar sobre sus hombros el peso de la
cruz de cada día, almas que se apartan de mi camino creyendo que las pruebas no
le sobrevendrán.
Alma Reparadora:
Crucificado
Jesús mío: he escuchado el barullo de vuestra voz. Voz que me atrajo al monte
Calvario para reparar por los desvaríos de vuestros hijos; hijos que no hacen
caso a vuestros llamamientos de amor; hijos que no quieren acogerse a vuestra
misericordia porque, aún, naufragan en el lodazal del pecado; hijos que
martirizan vuestro Sagrado Corazón con su falta de amor para con ellas mismas;
hijos que desatienden a vuestra Palabra. Palabra que debemos cumplir al pie de
la letra. Palabra que abre nuestro corazón para recibir vuestras gracias.
Palabra que ilumina nuestro caminar. Palabra que penetra hasta la médula,
llevándonos a un cambio.
Crucificado
Jesús mío: he escuchado el barullo de vuestra voz. Voz que me atrajo al monte
Calvario para reparar por las criaturas que no quieren saber nada de la cruz;
criaturas que sienten pánico al dolor, criaturas que desconocen el gran valor
que tiene el sufrimiento ofrecido; criaturas, que apenas les llega el momento
de su purificación, desdeñan de vuestro amor, cuestionan vuestros designios
Divinos, llegando a dudar de vuestra misericordia infinita; misericordia para
con todos los hombres porque sois Dios sumamente bueno, misericordioso para con
el pecador porque queréis que ni una sola alma se os pierda.
Crucificado
Jesús mío: he escuchado el barullo de vuestra voz. Voz que me atrajo al monte
Calvario para reparar por las almas que no aceptan las cruces de cada día,
tocad la fibra más profunda de sus corazones para que comprendan que quien no
carga con su cruz, no es digno de Vos, no ha cosechado méritos para habitar en
vuestras moradas, difícilmente estará en el grupo de los vencedores, pasará a
formar parte del grupo de los perdedores, de los que tuvieron en sus manos
vuestras dádivas celestiales y las dejaron perder.
Crucificado
Jesús mío: he escuchado el barullo de vuestra voz. Voz que me atrajo al monte
Calvario para reparar por las almas pusilánimes, almas cobardes para
enfrentarse ante situaciones difíciles, almas que se esconden en la oscuridad
para no ser descubiertas, almas que creen que por ser buenas, el dolor no
tocará las puertas de sus corazones.
Crucificado
Jesús mío: espero que mi pobre compañía os haya servido como refrigerio, como
descanso; espero que de mi parte no recibáis heridas, ni sufrimientos porque os
amo; sois el aire que respiro; sois el aliciente que da empuje a mi vida para
no decaer, para no caminar hacia atrás.
22.
Reparad por las almas que están entretenidas en las cosas del mundo
Jesús dice:
Encanto
de mi alma: apresuraos en venir a Mí. Tengo algo para contaros: hay un lamento
persistente en mi Corazón que me hace llorar, padecer porque muchas almas no se
dejan arropar bajo los rayos de mi Divina Misericordia; muchas almas se resisten
en seguir mis huellas; muchas almas me han cerrado las puertas de su corazón;
por eso sufro soledad, abandono, ingratitud de hombres que dicen amarme pero su
amor es superficial, manipulador, de momento; amor que hoy está pero mañana
desaparece, se diluye como espuma entre las manos, se evapora como el humo y el
viento. Amor de mera emoción, mas no del corazón.
Hijo
amado: venid en esta noche y recoged en un copón de oro mi Sangre Preciosa
porque los azotes que recibo de muchos de mis hijos rompen mi piel; causan
heridas en mis heridas; la corona de espinas fracturan los huesos de mi cabeza
con el pensamiento perverso de almas que quieren destruir en vez de construir;
almas que no sopesan los sufrimientos que les aguarda si no se convierten, si
no vuelven sus ojos y su corazón a Mí; almas que no entienden o no quieren
comprender que el pecado las separa de mis gracias, rompe con la filiación
Divina; almas que actúan bajo falsas pretensiones; almas que tan sólo me honran
con sus labios, ya que sus corazones están ausentes de Mí.
Reparad
hijo amado: para que las almas que están entretenidas en las cosas del mundo,
empiecen a sentir tedio por las alegrías fugaces, por sus falsas pretensiones,
por sus modelos falaces.
Reparad
para que abran sus ojos a la realidad, para que reconozcan que sólo es
importante: la salvación del alma.
Reparad
para que abran su corazón a lo trascendental, a lo que sí es verdaderamente
importante, necesario para permanecer eternamente a mi lado, para habitar en
una de las moradas de mi Reino.
Reino
abierto para las almas de corazón puro.
Reino
abierto para las almas que hicieron mi Divina Voluntad.
Reino
abierto para las almas que supieron hacerse como niños.
Reino
abierto para las almas que vivieron el sermón de la montaña.
Reino
abierto para las almas que tomaron como modelo en sus vidas, al pobre de
Nazaret.
Reino
abierto para las almas que cerraron sus oídos ante las pretensiones del
demonio.
Reino
abierto para las almas que reconocieron sus pecados, purificaron sus corazones
en los Ríos de la Gracia.
Reino
abierto para las almas que forjaron ideales de santidad, de gracia continua.
Alma Reparadora:
Mi
delirio de amor: heme aquí unido a la Iglesia: Triunfante, Purgante y
Militante. Heme aquí unido al dolor de vuestro Sacratísimo Corazón. Corazón que
es una hoguera que arde para dar calor a todos vuestros hijos. Corazón con
varios Aposentos abiertos para dar albergue a toda la humanidad. Corazón que
espera ser amado y adorado por todos nosotros. Corazón que debe ser
desagraviado porque muchas almas vituperan vuestra Divinidad; algunos se
atreven a decir que simplemente fuisteis un hombre evolucionado, que no
pensasteis igual a los hombres de vuestra época, que supisteis ser distinto,
diferente de las demás criaturas, que os ganasteis un puesto, que cosechasteis
méritos, que por eso se habla de Vos en todos los tiempos y culturas.
Qué
gran mentira, cuan gruesa es la capa de oscuridad para estas pobres almas. Sois
el Hijo de Dios encarnado. Sois el Mesías, Dios esperado. Sois el Emmanuel,
Dios con nosotros. Sois el Cordero Inmolado que disteis vuestra vida para la
redención del mundo. Sois el León de Judá que jamás será vencido por más
enemigos que os asedien, por más teorías heréticas que existan, por más hombres
que no crean en vuestra magnificencia; por más pecado que contamine el mundo,
seguiréis siendo Dios; seguiréis siendo el Divino Maestro que nos enseña, nos
educa en la virtud, nos muestra un mundo diferente, al ya existente; seguiréis
siendo el Salvador, que no descansará hasta tener vuestras ovejas en vuestro
redil. Seguiréis siendo el Dios perfecto, Dios sin mancha, sin mancilla.
Jesús
mío: Vos que os robasteis mi corazón para unirlo al vuestro: me sumerjo en el
silencio y soledad de la noche para reparar por todas las almas que viven una
vida loca, desenfrenada. Para reparar por todas las almas que no os aman en
magnitud, en entrega. Para reparar por todas las almas que sólo os buscan
cuando necesitan de un milagro, de una ayuda extraordinaria. Para reparar por
todas las almas díscolas, de duro corazón. Para reparar por todas las almas
absortas en el mundo, mundo que las somete a influencias negativas; mundo que
se lleva consigo muchas almas, almas que se pierden en el pecado, almas que
caen en los pozos fangosos del vicio, almas que se hacen títeres, como siempre
habrá quién las maneje, quién las lleve por el camino del mal.
Jesús
mío: haced que esta hora nocturna de reparación saque a los hombres de los
engaños del mundo y abran sus corazones para daros un puesto de predilección en
sus vidas.
23.
Reparad por las almas que promueven y practican leyes perniciosas
Jesús dice:
Hijo
no tengáis miedo en levantaros en esta noche. Os protegeré, os cuidaré como a
las niñas de mis ojos; transverberaré (traspasaré) vuestro corazón con una chispita
de mi amor para que no sintáis frío. Os necesito como cirio encendido, ardiendo
en oración a favor de la humanidad; humanidad confundida por las corrientes del
mundo; humanidad que fácilmente se acoge a leyes inventadas por los hombres;
leyes que no están dentro de mis planes Divinos, leyes que en nada se parecen
con mis preceptos, leyes que hacen de las criaturas servidores del demonio;
leyes que llevan al pecado, a la ruina de naciones enteras, a la laxitud moral,
a la degradación ética y por último a la segunda muerte.
¡Cómo
es posible hijo mío, que el hombre invente sus propios códigos morales!, sólo
para justificar el pecado, sólo para mostrar como algo muy normal las
irregularidades y debilidades humanas.
La
hipocresía ha llegado al colmo de la desfachatez; la inmoralidad ha rebosado la
copa; el descaro enerva a las almas buenas.
Hijo
mío: vuestra oración en esta noche, perfuma los corazones putrefactos y
nauseabundos de algunas almas que se acogen a falsas leyes; leyes que son carta
abierta para entrar a las profundidades del infierno; vuestra oración en esta
noche ilumina algunas conciencias oscuras; vuestra oración en esta noche abre
los ojos de algunos de mis hijos, ciegos espirituales; vuestra oración en esta
noche me conlleva a perdonar al pecador más empedernido porque mi misericordia
no tiene límite.
Ya que
habéis venido al monte Calvario a hacerme compañía: reparad con sacrificios,
mortificaciones para que no se promulguen más leyes perniciosas, nocivas como
las que están a favor de la eutanasia, el aborto, el matrimonio entre
homosexuales y otras que son invento de Satanás: para arrastrarlas con él, para
cobrarles por su mal comportamiento, por el haber transgredido los preceptos de
Dios; preceptos que sí son los verdaderos; preceptos que llevan al disfrute del
Cielo; preceptos que dan paz, equilibrio emocional, alegría al corazón.
Hijo
mío: Estad siempre en contra de estas leyes que hieren mi Sagrado Corazón;
jamás estéis a favor de ninguna de ellas; rechazadlas si fuere necesario,
públicamente; no acolitéis el pecado, no os hagáis cómplices, no pequéis por
ser perros mudos.
Alma Reparadora:
Agonizante
Jesús mío: gracias os doy por despertarme en esta noche, por intranquilizar mi
corazón hasta no llegar al monte Calvario; hasta no postrarme a vuestro divinos
pies y enjugarlos con mi llanto; gracias os doy por haber transformado mi vida,
por restaurarla, por darle orden; gracias os doy por la confianza que habéis
depositado en mi corazón, por haberme elegido como alma reparadora, por haberme
entregado este tesoro en mis manos, por haber llenado mis vacíos con vuestro
amor, por haber cicatrizado las heridas de mi alma, por haberme devuelto al
estado de Gracia. Estado de Gracia que un día perdí, por seguir tras las
quimeras del mundo, los falsos espejismos que coartaron mi libertad, me
anclaron, me amarraron impidiéndome levantar las alas para volar.
Agonizante
Jesús mío: gracias os doy por despertarme en esta noche, por asociarme a los
sufrimientos de vuestra Sagrada Pasión, por fijar vuestra atención en mi
pequeñez. No tengo nada para daros; sólo os ofrendo mi vida porque os
pertenece.
Agonizante
Jesús mío: gracias os doy por despertarme en esta noche; por colocar palabras
en mis labios para adoraros, para reconoceros como mi Amo y Señor, para aplicar
bálsamo de alivio a vuestro Divino Corazón porque muchos de vuestros hijos
taladran vuestra manos y pies con sus pecados; muchos de vuestros hijos os
crucifican de nuevo, ya que acogen con beneplácito leyes permisivas; acogen con
beneplácito leyes salpicadas con la ponzoña de Satanás; acogen con beneplácito
leyes que la conciencia, muy en el fondo de su corazón, le recrimina, le habla,
le cuestiona, le interpela a un cambio.
Agonizante
Jesús mío: gracias os doy por despertarme en esta noche, para reparar por
aquellas almas que se han cobijado bajo las leyes malditas de la eutanasia, del
aborto, del matrimonio entre homosexuales; punzad sus corazones y heridlos con
un flechazo de amor; manifestadles vuestra desaprobación, vuestro repudio por
el pecado.
Agonizante
Jesús mío: gracias os doy por despertarme en esta noche para secar vuestras
lágrimas, para recoger la Sangre Preciosa que corre de vuestras Santas llagas;
para llamar al mundo a un cambio, a volver los ojos y el corazón a Dios.
Agonizante
Jesús mío: esparcid vuestra agua viva en toda la tierra y haced que cesen las
leyes anticristianas, haced que todas las almas regresen a Vos.
24.
Reparad para que las criaturas rechacen el pecado
Jesús dice:
Hijo
carísimo: el Mártir del Gólgota sufre soledad en esta noche. El Mártir del
Gólgota de nuevo es azotado, coronado de espinas, crucificado. El Mártir del
Gólgota os llama a: alzar vuestro voz al Cielo, suplicar misericordia al Padre
Eterno porque Satanás está haciendo de las suyas: les quita, a las almas, la
vergüenza para pecar y se las devuelve para confesarse, les adormila la
conciencia, les endurece el corazón, les venda sus ojos y tapa sus oídos de tal
modo que caminen como ovejas que van al degüello.
Hijo
carísimo: el Mártir del Gólgota llama a todas las almas reparadoras a ponerse
en vanguardia, a atrincherarse en la llaga de mi Sagrado Costado, a
aprovisionarse con la armadura de Dios, a levantar sus manos hacia el Cielo
porque muchas almas yacen en el error, en la ignorancia espiritual, en la miopía
religiosa.
Alma
reparadora: entregadme el cansancio del día, entregadme vuestras cuitas,
vuestros temores que os aligeraré en vuestro andar, rebosaré vuestros corazones
con mis gracias para que os ocupéis de los asuntos del Cielo que Yo me ocuparé
de los vuestros.
Alma
reparadora: alumbrad la oscuridad de esta noche con los destellos de vuestra
oración; sacad con vuestros desvelos de amor a tantas almas que, aún, no me han
experimentado, no me han degustado, no me han saboreado.
Hijo
amado: es tanta la maldad que hay en el mundo que, si se os abrieran vuestros
ojos espirituales: veríais sombras, densas tinieblas de oscuridad; si se os
abrieran vuestros oídos espirituales: escucharíais los aullidos del espíritu
del mal buscando afanosamente almas; si se os abrieran vuestro olfato
espiritual: no soportarías el olor nauseabundo, mortecino.
Hijo
amado: es tanta la maldad que hay en el mundo, que al infierno caen almas
diariamente como las hojas de los árboles en tiempo de otoño.
Hijo
amado: es tanta la maldad que hay en el mundo, que la copa de mi Corazón
rebosa; la justicia está pronta en ejecutarse.
Así
es, pues, hijo mío que debéis reparar en esta noche para que las criaturas
rechacen el pecado; para que los hombres reconozcan que el infierno existe;
para que entiendan que es premura la salvación de sus almas. Es mucha la
diversidad de pecado: unos mayores que otros. Por eso alma reparadora: elevad
vuestros ruegos, aumentad vuestras penitencias y trabajad para la gran empresa
del Cielo, salvando almas.
Alma Reparadora:
Corazón
agonizante: heme aquí en esta noche extasiado en algunas de las esferas de la
contemplación. Heme aquí en esta noche arrullándoos con mi oración. Heme aquí
en esta noche menguando vuestro dolor con mi hora nocturna de reparación.
Corazón
agonizante: heme aquí en el monte Gólgota elevando plegarias al Cielo; heme
aquí presentando al Padre Eterno el sufrimiento que os consume. Heme aquí
sanando vuestras Santas Llagas con mi inmolación y ofrecimiento de permanecer
postrado a vuestros divinos pies, reparando por todos los pecados de la
humanidad; pecados que llevan al hombre a una guillotina mortal; pecados que
deforman el corazón; pecados que aumentan el peso de vuestra cruz, porque son
muchas las almas que han caído en las artimañas de Satanás; espíritu engañador
que las seduce con sutileza, espíritu engañador que las hace súbditas y
esclavas del mal.
Corazón
agonizante: estoy conmovido por vuestras palabras; estoy que ardo en deseos
vehementes de llevarme vuestro dolor; ya sufristeis demasiado; ya pagasteis
alto precio por todos los hombres; ya cancelasteis la deuda contraída por el
pecado; ya os ofrecisteis como Víctima Divina y, aún, así seguís padeciendo
tormentos, vejámenes de parte de aquellas almas que están inmersas en el lodo
de la maldad; maldad que les arrebata bendiciones; maldad que les adormila su
conciencia; maldad que les domina la voluntad; maldad que los hace aceptos para
el demonio; maldad que los postula para el averno; maldad que pone un límite en
el Cielo porque estos pobres, hijos vuestros, corren peligro de condenarse.
Corazón
agonizante: estoy ante vuestra presencia queriéndome unir a vuestro dolor;
regaladme parte de vuestro sufrimiento; descargad sobre mis hombros parte del
peso de vuestra cruz; dejadme embriagar de amor con la Sangre Preciosa que
fluye de vuestros poros para que así encontréis en mí: apoyo, seguridad, os
sintáis acompañado. Son varias las almas que os aman, son varias las almas que
se desvelan en prodigaros cuidados, delicadezas.
Corazón
agonizante de Jesús: ¡Cómo no entregaros mi vida! ¡Cómo no desgastarla en la
salvación de las almas! ¡Cómo no permanecer largas horas en la soledad del
Getsemaní!, velando cada noche, reparando por el adormilamiento espiritual de
muchos de vuestros hijos; hijos obstinados en el mal; hijos que saturan de
oprobios vuestro Divino Corazón.
Oración
Final
Jesús
mío, Amantísimo y Dulcísimo Salvador: permitidme que os ofrezca y que ofrezca
por Vos al Padre Eterno, la Preciosísima Sangre y Agua salida de la herida
abierta en Vuestro Divino Corazón en el árbol de la Cruz. Dignaos aplicar
eficazmente esta Sangre y esta Agua a todas las almas, en particular a los
pobres pecadores y a la mía. Purificad, regenerad, salvad a todos los hombres
con el auxilio de vuestros méritos. Concedednos finalmente, oh Jesús, entrar en
vuestro Amantísimo Corazón y habitar en él para siempre. Amén.
Extractado
del libro: En los umbrales de la Nueva Jerusalén, cap. II (Mensajes dados a
Agustín del Divino Corazón, mensajero de los Sagrados Corazones Unidos y
Traspasados de Jesús y de María).
ttt
HISTORIA
DE LA ORACIONES
El Sagrado Corazón de Jesús le dijo a Santa Margarita
María: "Haced reparación por la ingratitud de los
hombres. Pasad una hora en oración para aplacar la justicia divina, para
implorar misericordia para los pecadores, para honrarme, para consolarme en mi
amargo sufrimiento al ser abandonado por Mis Apóstoles al no velar una hora
conmigo". ¿No habrá quien tenga piedad de mi y quiera compartir y tener
parte en mi dolor en el lastimoso estado en que me ponen los pecadores, sobre
todo en este tiempo?
La devoción nocturna fue promovida por el Padre Mateo Crawley-Boevery, especialmente en su libro "Jesús, Rey del Amor". Este santo sacerdote dedicó su vida a la promoción de la devoción al Sagrado Corazón de Jesús, con la promoción de la entronización del Sagrado Corazón y de la adoración nocturna en el hogar. Este se vio sostenido por el Papa San Pío X, quien, después de enterarse de su proyecto dijo: "No sólo le permito que sigua, sino que yo le mando dar la vida por esta obra de salvación social".
La Hora Santa de adoración ante el Santísimo Sacramento es también una devoción fantástica que conviene realizar y promover. Pero en una carta de petición a los adoradores nocturnos, el padre Mateo, dijo:
"Estoy más convencido que nunca de la necesidad de la penitencia en el propio hogar. Naturalmente alabo y admiro el gran esfuerzo que algunas personas están realizando por todas partes para desarrollar el espíritu eucarístico en la iglesia, y mientras me entusiasmo por esta espléndida idea cristiana, debo decir que me aferro con más fuerza todavía al ideal no menos alto de la adoración eucarística en el hogar ... No todo el mundo es capaz de hacer la hora de adoración eucarística en la Iglesia, especialmente por la noche. ¿Debería ser robado del honor y privilegio de consolar al Prisionero Divino, solo y abandonado en el tabernáculo por tantos? De ninguna manera! En el santuario de sus propios hogares, póstrense en espíritu ante el tabernáculo, y en unión con los sacerdotes que en ese momento en alguna parte del mundo, están ofreciendo el Sacrificio del Calvario al Dios Trino, que lo adoran, alaban, ruegan y ofrecen en el nombre de su propia y otras familias que ofenden y entristecen al Sagrado Corazón por su negación de sus derechos como rey "
La devoción nocturna fue promovida por el Padre Mateo Crawley-Boevery, especialmente en su libro "Jesús, Rey del Amor". Este santo sacerdote dedicó su vida a la promoción de la devoción al Sagrado Corazón de Jesús, con la promoción de la entronización del Sagrado Corazón y de la adoración nocturna en el hogar. Este se vio sostenido por el Papa San Pío X, quien, después de enterarse de su proyecto dijo: "No sólo le permito que sigua, sino que yo le mando dar la vida por esta obra de salvación social".
La Hora Santa de adoración ante el Santísimo Sacramento es también una devoción fantástica que conviene realizar y promover. Pero en una carta de petición a los adoradores nocturnos, el padre Mateo, dijo:
"Estoy más convencido que nunca de la necesidad de la penitencia en el propio hogar. Naturalmente alabo y admiro el gran esfuerzo que algunas personas están realizando por todas partes para desarrollar el espíritu eucarístico en la iglesia, y mientras me entusiasmo por esta espléndida idea cristiana, debo decir que me aferro con más fuerza todavía al ideal no menos alto de la adoración eucarística en el hogar ... No todo el mundo es capaz de hacer la hora de adoración eucarística en la Iglesia, especialmente por la noche. ¿Debería ser robado del honor y privilegio de consolar al Prisionero Divino, solo y abandonado en el tabernáculo por tantos? De ninguna manera! En el santuario de sus propios hogares, póstrense en espíritu ante el tabernáculo, y en unión con los sacerdotes que en ese momento en alguna parte del mundo, están ofreciendo el Sacrificio del Calvario al Dios Trino, que lo adoran, alaban, ruegan y ofrecen en el nombre de su propia y otras familias que ofenden y entristecen al Sagrado Corazón por su negación de sus derechos como rey "
¿Puedes
hacerme reparación por la ingratitud de los hombres?
El Padre
Mateo Crawley-Boevey, religioso y sacerdote de los Sagrados Corazones, es l
llamado popularmente el Apóstol de la
Entronización del Sagrado Corazón de Jesús y de la Adoración Nocturna en los Hogares. Nace en Tingo-Arequipa (Perú) en
1875. Después de una aguda enfermedad, curada milagrosamente, emprendió en 1907
esta obra de apostolado, dicha Obra de la Entronización. Así recorrió el
mundo promoviendo la instauración del Reino del Amor de Dios partiendo del
hogar, la familia, para alcanzar la sociedad y la nación entera. Muere el 4
de Mayo 1960 en Valparaíso (Chile) .
|
Mi Sagrado
Corazón late de amor por ti.
La Hora
Santa, como lo dijimos, se reza una vez al mes,
por lo que no se pueden dejar de hacer las Horas Nocturnas
de Reparación y cualquier otra devoción que tengamos durante la
noche. Hay que sumar, no reemplazar. Sí, como les dijimos, es mejor que no
elijamos los días 25, por el Rosario de
la Armada, que no es corto y podemos estar ya muy cansados para rezar ese
día la Hora Santa.
¿Cómo nos organizamos para que obtengan las
oraciones?
Vamos a poner un link aquí, para que las bajen
todas. Hay una para cada mes y otras especiales optativas. También oraciones
cortas para los que quieran rezar algo más durante la Hora Santa.
Recuerden que si por algún motivo nos las pueden
bajar en este momento y esta página se les pierde, recurran a nuestra
Biblioteca, allí las encontrarán.
Todo esto debe ser por puro amor a Jesús, no por conveniencia. Puro amor, puro amor.
(En lo
posible rezar en familia, invitar a los niños)
Agradecimientos a: Padre Mateo Crawley – Boevery José Luis Lazcano Espinosa Irma Barocio Esquivel Un laico devoto que ha propagado esta
devoción Gloria Ocampo